El 91 por ciento de los españoles está convencido de que en las instituciones nacionales hay corrupción, un 13 por ciento más que en 2007 cuando se hizo el anterior eurobarómetro. Respecto a las instituciones regionales y locales el porcentaje es similar.
La comisaria de Asuntos de Interior, Cecilia Malmtröm se ha mostrado decepcionada por los resultados de la encuesta «los resultados concretos (de la lucha contra la corrupción) siguen siendo insatisfactorios. ¿Cuántas veces hemos dicho que ya había llegado la hora de actuar?: Los europeos esperan que los gobiernos nacionales adopten medidas determinantes. Ya es hora de que así lo hagan».
No valen los rapapolvos, la corrupción continúa en la UE y los europeos así lo certifican con sus respuestas. El 74 por ciento de los encuestados cree que la corrupción es uno de los problemas fundamentales en su país, el 88 por ciento en España, y casi la mitad, el 47 por ciento, cree que el nivel de corrupción ha aumentado en su país en los tres últimos años.
El panorama es desolador, la mayoría de los europeos considera que la corrupción está instalada en porcentajes muy similares tanto en las instituciones locales, regionales o nacionales. No se escapa nadie piensan que la corrupción y el abuso de poder está en todos los ámbitos de la administración pública y las personas que más posibilidades tienen de estar implicados en esos asuntos son los políticos nacionales, el 57 por ciento y los funcionarios que deben adjudicar los contratos públicos, el 47 por ciento.
Un porcentaje alto de europeos, el 40 por ciento, cree que una relación demasiado estrecha entre empresas y políticos contribuye a la corrupción y lo atribuyen a una falta de intervención de los responsables políticos, el 36%, y a la falta de transparencia en la manera en que se gasta el dinero público, el 33 por ciento. Una gran mayoría del 68 por ciento considera que la transparencia y la supervisión de la financiación de los partidos políticos no es suficiente.
En este tema de la corrupción hay un punto de fatalismo que probablemente hace que sea muy difícil terminar con ella. La mayoría de los europeos, el 70 por ciento, cree que la corrupción es inevitable y que siempre ha existido, dos de cada tres cree que forma parte de la cultura empresarial de su país. Aunque solo un 29 por ciento considera que les afecta en su vida cotidiana y un mínimo 8 por ciento dice que se le ha pedido o se ha esperado que pague un soborno durante el último año.
Si tuvieran que pedir ayuda en un caso de corrupción los ciudadanos europeos lo harían en primer lugar a la policía el 42 por ciento, a los tribunales, el 41 por ciento y en muy último caso, un 6 por ciento, confiarían en los representantes políticos. Para los españoles que han contestado a la encuesta un 63 por ciento está convencido de que los tribunales no actúan lo suficiente en relación a este tema, un 82 por ciento considera que las penas son demasiado leves y el 76 por ciento que el Gobierno no actúa de una forma eficaz para combatir la corrupción.