Había ambiente festivo y reivindicativo. Como en las acampadas y en las asambleas, jóvenes, no tan jóvenes y muy mayores se han unido para decir no a la gestión de la crisis económica por los poderes políticos y financieros.
Era la primera movilización del 15-M tras haber levantado el campamento de Sol en Madrid ytras los sucesos de Barcelona. Una prueba para demostrar la continuidad del movimiento y su carácter pacífico. Han ganado en ambos casos.
En Madrid, seis columnas de manifestantes que partieron desde diferentes puntos de la ciudad han concurrido en la plaza de Neptuno. A la clase política se coreaba «que no, que no, que no nos representan»;a la UE se le mostraban carteles de «euroestafa»; a los banqueros, se les decía «vuestra crisis no la pagamos». El entusiasmo por la demostración de fuerza de la indignación era general.
La organización ha propuesto que las asambleas de barrios y pueblos comiencen a trabajar para preparar una huelga general. En un comunicado leído al final de la marcha, se ha rechazado el recorte de salarios y pensiones y la privatización de la Educación y la Sanidad.
Barcelona ha tenido la manifestación más multitudinaria. Se calcula que han participado unas cien mil personas, bajo el lema La calle es nuestra, no pagaremos la crisis. La actuación de un grupo de violentos el pasado miércoles que agredió a parlamentarios e impidió su entrada al Parlament había levantado expectativas sobre el carácter pacífico de la movilización de este domingo. Salvo algún pequeño hecho aislado, la marcha ha transcurrido sin incidentes. Jóvenes de la organización se han encargado de garantizar una jornada sin ningún tipo de violencia.
De la misma forma han transcurrido las marchas celebradas en las principales ciudades españolas, en las que el dispositivo policial era fuerte. A los jóvenes indignados se han sumado parados, jubilados,familias, parejas, y otras miles de personas que no quieren aceptar las medidas de austeridad impuestas por los gobiernos europeos y dirigidas desde Bruselas.
Pero el movimiento 15-M no solo se queja. Tiene propuestas concretas y no tan utópicas con medidas contra el paro, defensa de servicios públicos de calidad, control de las entidades bancarias, fiscalidad o eliminación de privilegios de la clase política.