«2012 fue un año interesante, el año del relanzamiento del euro», ha dicho el presidente del BCE ante los líderes de Davos. El año en el que Draghi promovió dos operaciones de inyección de liquidez, que frenaron los problemas de de financiación y que ocurriera «algo dramático» y el año en que «el proceso de reiniciar la integración europea ganó impulso».
Aunque digan lo contrario el FMI y muchos observadores económicos que ven signos de debilitamiento en las economías de Francia y Alemania, el presidente del BCE asegura que 2013 será el año de la recuperación, pero habrá que esperar a la segunda mitad. «Es una situación donde existe lo que un día llamé un contagio positivo en el mercado financiero y en las variables financieras pero no vemos que eso se extienda por ahora a la economía real», ha advertido Draghi.
La cuestión es que a pesar de la estabilización de los mercados financieros, el presidente del BCE cree que hay que hacer «mucho más» para reactivar la economía real. En su opinión, el reto es superar la fragmentación que todavía permanece en los mercados financieros, que hace que las empresas y los hogares tengan diferentes condiciones de financiación.
Pero su perspectiva es positiva y Draghi cree que se han hecho «progresos extraordinarios de los gobiernos en consolidación fiscal y reformas estructurales, cuyos frutos se ven ya en los diferenciales, la competitividad, las posiciones fiscales y cuentas corrientes, que son mejores».