El primer ministro polaco, Donald Tusk, 57 años, recién elegido presidente del Consejo europeo es historiador y da la imagen de ser un político eficaz , capaz de darle la vuelta a las situaciones más delicadas. Aunque no ha podido hacerlo con Ucrania a pesar de que ha pilotado las conversaciones con Rusia junto a la canciller alemana, Angela Merkel. Polonia no pertenece a la eurozona, pero Tusk presidirá las reuniones del Eurogrupo.
El sustituto de Herman Van Rompuy, gobierna Polonia desde 2007 y ha conseguido que sea uno de los pocos Estados miembros al que la crisis apenas si le ha rozado.
Tiene fama de ser buen orador y seductor ante sus interlocutores, pero si las cosas se ponen feas puede hacer gala de una gran firmeza. Su personalidad indica que no va a mantener el perfil bajo de su antecesor.
Ha sido el primer jefe de Gobierno reelegido en Polonia para un segundo mandato desde la caída del comunismo en 1989. Ocupó su cargo tras los gemelos conservadores Kaczynski.
Donald Tusk, es un liberal convencido de que su país necesita una menor participación del Estado y más de los empresarios. Una idea que no ha seguido a rajatabla durante la crisis. Antes de entrar en política, y durante el periodo comunista, creó un negocio de pintura.
Según su amigo Jerzy Borowczak, «Aprendió la economía de mercado y sus reglas de funcionamiento pintando todo tipo de infraestructuras industriales, de ferrocarriles y de puentes».
Perteneció al movimiento Solidaridad que hizo caer el sistema comunista en Polonia en 1989. Tras la caída del régimen comunista, Donald Tusk fundó junto a otros el primer movimiento liberal de Polonia en Gdansk. En 2001, está entre los fundadores del partido Plataforma Cívica, que preside en la actualidad.
Lech Valesa, Ronald Reagan y Margaret Thatcher, son sus referentes políticos.
No habla inglés, ni francés aunque controla bastante el alemánn. Está casado con una historiadora, tiene dos hijos y es un apasionado del fútbol, un deporte que practica con frecuencia. Ocupará el cargo a principios de diciembre.
Es la primera vez que un país del Este consigue uno de los puestos más importantes de la UE. Polonia se adhirió a la Unión hace 10 años, aunque nunca ha adoptado el euro.
«Creo que puedo aportar la experiencia de un país que todavía mantiene su moneda nacional. Esta decisión de hoy espero que también sirva para acabar con esa división de los que están en el euro y los que no. El euro tiene que dejar de ser algo que introduzca divisiones en el continente», ha afirmado en la rueda de prensa posterior al Consejo en el que ha sido elegido.
En cuanto a su europeísmo, «Vengo a Bruselas de un país en el que se cree profundamente en lo que significa Europa» y ha añadido «el 80 por ciento de los polacos cree en la UE y no busca una alternativa. También estoy convencido de que no existe ninguna alternativa inteligente a la Unión».
En economía ha puesto el ejemplo de su país, en el que ha combinado la disciplina presupuestaria y el crecimiento. «Hemos tenido un crecimiento acumulado del 20 % y hemos podido mantener una disciplina fiscal», ha asegurado.
En cuanto a la energía Polonia se aferra al uso del carbón, del que depende para generar electricidad. El gobierno de Tusk se resiste a las fuentes de energía renovables en el país.