Además de la firma de Mariano Rajoy, en la carta figuran las de los primeros ministros del Reino Unido, Suecia, Finlandia, Estonia, Letonia, República Checa, Eslovaquia, Holanda, Polonia Irlanda e Italia ( siete países son miembros de la zona euro y cinco no lo son) y va dirigida a los presidentes del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y de la Comisión, José Manuel Durao Barroso.
Los doce líderes alertan de que las economías europeas atraviesan por un «momento peligroso» por el estancamiento del crecimiento y el aumento del paro, no rechazan las medidas de ajuste presupuestario que se les exigen, pero dicen necesitar «medidas para modernizar nuestras economías, aumentar la competitividad y corregir los desequilibrios macroeconómicos»
Con estos planteamientos, los jefes de gobierno europeos firmantes proponen ocho prioridades para impulsar el crecimiento que debería adoptar el próximo Consejo Europeo de primavera: reforzar el mercado interior y liberalizar el sector servicios; crear un mercado único digital en 2015; completar el mercado energético único en 2014; impulsar la investigación, el desarrollo y la innovación; concluir acuerdos de liberalización comercial con EEUU y los países emergentes; reducir la burocracia; flexibilizar los mercados laborales y estabilizar el sector financiero.
Hay también críticas a las ayudas al sector financiero: «Los bancos, y no los contribuyentes, deben ser los responsables de asumir los costes de los riesgos que toman». Y una propuesta general de europeísmo: «Debemos restaurar la confianza entre los ciudadanos, las empresas y los mercados financieros, en la capacidad de Europa de crecer sólidamente y sosteniblemente en el futuro y de mantener su cuota de prosperidad global».
No se han explicado las conversaciones entre los firmantes para consensuar la misiva ni por qué el francés Sarkozy o la alemana Merkel no apoyan la iniciativa.