Jürgen Stark ha presentado su dimisión alegando motivos personales, pero la interpretación de su renuncia es otra: su desacuerdo con el programa de compra de bonos del BCE, en consonancia con la posición alemana. Hizo lo mismo el anterior presidente del Bundesbank, Axel Weber, candidato a suceder a Trichet al frente de la institución, cuando se decidió la compra de bonos portugueses e irlandeses.
Stark era uno de los seis miembros del consejo ejecutivo del BCE desde 2006 y era titular de la división de Economía. Permanecerá en el cargo hasta final de año, cuando se designe a su sucesor.
Su marcha ha provocado fuertes descensos en las Bolsas europeas, al poner en evidencia la división de la entidad monetaria europea, cuando en noviembre debe producirse el relevo del actual presidente por el italiano Mario Draghi, quien deberá ganarse la confianza de Alemania para poder tener margen de maniobra.
Conocedor de las críticas llegadas desde Berlín, Trichet criticó ayer a Alemania y a otras economías de la UE por haber flexibilizado las normas presupuestarias de la eurozona y así haber generado problemas fiscales que han obligado al BCE a comprar deuda en el mercado secundario.
Desde la reactivación del programa de compra en agosto, el Banco Central Europeo ha invertido unos 50.000 millones de euros en bonos para ayudar a España e Italia, cuya prima de riesgo superaba los 400 puntos. La actuación del BCE logró situarla por debajo de los 300 puntos.