La madrugada del lunes ha sido dura en Londres. Saqueos de tiendas, lanzamiento de objetos contra escaparates o edificios oficiales y enfrentamientos con la policía han sido comunes en distintas zonas, protagonizados, según el vicealcalde de Londres, Kit Malthouse, por un grupo relativamente pequeño de delincuentes «que están claramente buscando cosas que robar».
La comandante de Scotland Yard, Christe Jones, afirma que «esto es una situación desafiante, con pequeños focos de violencia, saqueos y desórdenes en un determinado número de distritos. Los oficiales están impresionados por el atroz nivel de violencia contra ellos». Ante la extensión de los disturbios, la ministra de Interior, Theresa May, ha interrumpido sus vacaciones y ha vuelto a Londres para reunirse con los mandos policiales.
Los disturbios comenzaron en la noche del sábado en el barrio de Tottenham, aparentemente como consecuencia de la muerte de un joven por disparos de la policía en circunstancias que no se han aclarado suficientemente. Esa noche hubo 61 detenidos.
Como ocurrió hace años en París, en Atenas o en el mismo Londres, pudo ser un detonante para hacer explotar una situación de frustración de determinadas comunidades marginales. Varios vecinos de Tottenham han hecho declaraciones en este sentido. Desde quejas por los controles y agresiones policiales indiscriminados a ciudadanos negros o inmigrantes, hasta protestas por las altas tasas de paro y la merma de servicios sociales. «La tensión está creciendo a causa de las medidas que está tomando el Gobierno para recortar costes. Las personas de las comunidades más pobres de Londres y del resto del país comienzan a sentirse víctimas de estas decisiones», dice un vecino.
El gobierno intenta desvincular la situación social de los disturbios y parlamentario David Lammy el diario The Times dice este lunes en el diario The Times que la violencia del fin de semana «no fue por racismo, fue un ataque contra toda la comunidad de Tottenham, organizada a través de Twitter».
Los sucesos se producen además cuando la policía londinense está bajo sospecha de corrupción por su presunta implicación en el caso de las escuchas de News of the World.