El lunes 24, en una reunión a puerta cerrada auspiciada por Chile y Estados Unidos, el organismo de la ONU escuchó los testimonios de un ciudadano iraquí y uno sirio que, debido a su orientación sexual, debieron huir de la persecución del grupo extremista Estado Islámico (EI).
La reunión se desarrolló bajo la modalidad conocida como la "fórmula Arria", por el antiguo embajador venezolano Diego Arria, quien durante su presidencia del Consejo de Seguridad en 1992 inició su práctica de "consultas informales y confidenciales" con personas y organizaciones para intercambiar puntos de vista, pero sin adoptar compromisos oficiales.
El director de activismo del Programa de Derechos LGBT de la organización Human Rights Watch (HRW), Boris Dittrich, nos explicó que la reunión "no fue una sesión oficial del Consejo de Seguridad de la ONU". Los miembros del Consejo de Seguridad no están obligados a asistir o participar de estas reuniones. "Habiendo dicho eso, creo que es interesante" que se haya realizado este debate, agregó Dittrich.
El testimonio de personas que sufrieron los ataques del EI contra los derechos humanos llamará la atención sobre las atrocidades perpetradas por el grupo extremista contra los hombres homosexuales o que son percibidos como tales, añadió.
«El debate no conducirá a la adopción de una resolución del Consejo de Seguridad. Para las personas LGBT de Iraq y Siria la importancia del debate radica en los cambios» que puedan producirse en sus países, argumentó Dittrich. «¿El debate generará menos abusos contra los derechos humanos de las personas LGBT? ¿O la mayor atención al nivel de la ONU provocará más asesinatos del EI?", se preguntaba el activista de HRW.
«No tengo la respuesta, pero me interesaría escuchar qué tienen que decir al respecto los panelistas», destacó.
La oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados debe sensibilizar a su personal en Turquía y otros países, a donde huyen los solicitantes de asilo LGBT, para que puedan abordar la cuestión de la homosexualidad de manera seria y rápida, recomendó.
Con demasiada frecuencia HRW se entera de casos de solicitantes de asilo que huyen de la persecución por su orientación sexual o identidad de género y cuyos problemas son ignorados, según Dittrich. «Esto es algo que la ONU podría hacer. Sería un gran resultado del debate».
Le preguntamos a Anwarul K. Chowdhury, ex subsecretario general de la ONU, su postura sobre la sesión del Consejo de Seguridad dedicada a temas no relacionados con la seguridad internacional. «Creo que el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales dependen de muchas cosas y cuestiones conexas», respondió.
Por lo tanto, es «absolutamente irreal, poco práctico e irresponsable» determinar que un problema específico no tiene consecuencias para el mantenimiento de la paz y la seguridad, sostuvo. «Recuerdo que en el pasado el Consejo de Seguridad examinó el VIH/sida, el cambio climático y violaciones graves de los derechos humanos», añadió.
De los 15 miembros del Consejo de Seguridad, cinco son permanentes (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia) y 10 son elegidos por períodos de dos años según un criterio de rotación geográfica.
En los últimos 70 años, el organismo de la ONU se ha concentrado casi exclusivamente en la seguridad de los Estados y sus estrategias militares, y no en la seguridad humana, como lo exige la complejidad de la situación mundial actual, según Chowdhury. «Esta perspectiva tiene que cambiar si el Consejo quiere ser significativamente eficaz en sus decisiones y acciones», agregó.
Hyung Hak Nam preside UN-GLOBE, una organización que representa a funcionarios lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales de la ONU que abogan por la igualdad y la no discriminación en el foro mundial y sus operaciones de mantenimiento de la paz. «Cuando leo las denuncias de la horrenda violencia perpetrada por el EI contra las personas LGBTI, pienso en las víctimas», dice.
Pero «también pienso en las oficinas de la ONU y sus misiones en esos países, y si están o no preparadas para manejar estos casos. Y pienso en el personal LGBTI que trabaja en esos países y si se sienten seguros, y si sus oficinas de la ONU serían capaces de protegerlos», expresó.
Falta mucho para que la ONU incorpore las cuestiones LGBTI a la forma en que opera, incluidas sus políticas de empleo, subraya Hyung.
«Espero que avance y se convierta en un escaparate para los demás de lo que la igualdad e inclusión plena para todos, incluido el personal LGBTI, debe ser", dijo. «En un mundo donde hay homofobia y transfobia, la ONU debe dar ejemplo», concluyó.
Javier El Hage, director jurídico de la estadounidense Fundación de Derechos Humanos, nos dijo que su organización aplaude la iniciativa de Chile y Estados Unidos de celebrar una sesión del Consejo de Seguridad sobre la situación de las personas LGBT en los territorios bajo control del EI.
EI es una organización terrorista que comete numerosos crímenes de lesa humanidad, así como el genocidio de la minoría religiosa yazidí en Iraq y Siria, y ya fue condenada por el Consejo de Seguridad en varias ocasiones, afirmó El Hage. Chile y Estados Unidos aprovecharon la oportunidad para llamar la atención sobre los crímenes que el EI comete contra una minoría en particular, que es deliberadamente ignorada o discriminada por varios gobiernos autoritarios representados en el actual Consejo de Seguridad de la ONU, aseguró.
Muchos estados miembros, permanentes o no, del organismo son conocidos por la represión que aplican a las personas LGBT en sus países o por bloquear la defensa de los derechos de la diversidad sexual en el ámbito internacional, explica.
En Rusia, por ejemplo, el gobierno de Vladimir Putin prohíbe la discusión de los derechos de esa población en el ámbito público por considerarla "propaganda homosexual", y China se alía con dictaduras para que las resoluciones de la ONU no reconozcan a las personas LGTB como una minoría especialmente vulnerable a las ejecuciones extrajudiciales, entre otras cosas.
Angola, Chad, Malasia y Nigeria, miembros no permanentes del organismo, también discriminan a las personas LGTB en sus respectivos países, añade El Hage. «Gracias a la medida simbólica de Estados Unidos y Chile, hoy todos se ven obligados a estar en una reunión para tratar un tema que preferirían evitar».