La afirmación/negación es de la embajadora de Dinamarca en España, Lone Wisborg, durante la tertulia de la asociación Europa en Suma. Allí, ante una audiencia, sobre todo, de representantes de otras embajadas en Madrid, periodistas y economistas, se ha mostrado confiada en que Europa superará la crisis, no sin cierto escepticismo diplomático. «Hay que utilizar la crisis para avanzar, para tomar decisiones difíciles que, sin crisis, no se tomarían».
A Dinamarca le ha tocado bailar con la más fea en su presidencia semestral. La peor crisis de la historia de la UE. Lone Wisborg reconoce que ya es tópico utilizarlo a su favor, pero esta vez es más que cierto. Así que hay que apechugar y su propuesta base está en la economía verde, «no como una meta ideológica, no solo para salvar el medio ambiente, sino para salvarnos de la crisis».
La embajadora danesa tiene claro que «si no apostamos por el crecimiento verde, otros lo van a hacer» y hay que evitar que nos quedemos sin tecnologías avanzadas porque se vayan a China o a Estados Unidos.
Dinamarca ha hecho ya esa apuesta. Es un país sin centrales nucleares, en el que el 20% de su energía procede ya de renovables. ¿Cómo se ha conseguido? Con concienciación e impuestos que «han hecho a las empresas más competitivas», dice Wisborg. La consecuencia es que el mercado de tecnologías y energías alternativas supera ya al de energías tradicionales. Tiene más argumentos la embajadora a favor de los combustibles limpios:»las renovables permiten reducir costes de importación y mejoran la economía de las empresas y de las familias». Además, todo apunta a que los precios del petróleo van a seguir subiendo, de modo que esto es «una inversión de futuro».
Y de eso quieren convencer a la UE, donde ya ha arrancado el debate sobre toda la infraestructura energética europea, con la vista puesta en 2050 para implantar una economía baja en emisiones de carbono.
Para muestra, un botón. La diplomática danesa es consciente de que hay que ahorrar en tiempos de crisis y explotar también la eficacia energética «a nivel micro». Pone como ejemplo, la embajada en Madrid, donde se ha conseguido reducir un 20% el consumo energético. ¿Qué cómo se consigue? Lone Wisborg suelta una carcajada y dice divertida: «apagando la luz». No es una broma, «lo que cambia no es la inversión o la tecnología, sino la mentalidad de uso».
Alguien comenta que España está «muy verde» para eso, y no precisamente en la acepción ecológica, pero la embajadora sale al paso: si se van a reasignar fondos europeos, ¿por qué no los usan en la rehabilitación de edificios, por ejemplo?
Dinamarca, otro punto de vista
Dinamarca es uno de los países con más altos estándares de vida del mundo, por los que se paga el 46% de impuestos de media. Allí la corrupción ni siquiera es tema de conversación. «Hemos creado mecanismos de control y de autocontrol entre la gente», dice la embajadora, quien opina que vivir fuera del euro «no es muy diferente». La corona danesa está vinculada al euro con un tipo de cambio fijo y el país participa en las decisiones económicas de la UE, de hecho, se ha sumado al pacto fiscal, del que se han excluido el Reino Unido y la República Checa.
Wisborg está convencida de que en tiempos de crisis no hay otra vía distinta a la austeridad y el control del gasto, pero cree que hay que fomentar el crecimiento. El mensaje es el mismo que acaba de lanzar el Consejo Europeo, pero ella matiza: «se trata de qué orden tienen las cosas» y mira hacia abajo cuando reconoce que Alemania y la Comisión Europea apostaron por hacer primero las reformas y luego crecer. Entonces recuerda una cita oportuna de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, cuando dijo que «rebajar la deuda no es un sprint, sino un maratón».
En Dinamarca la tasa de paro ronda el 6%. Ante el asombro de la audiencia, la embajadora vuelve a su argumento de la competitividad, pero aclara además que allí el despido es libre, sin indemnización, y la cobertura de desempleo similar a la de España. Parece que el éxito está en la movilidad laboral, la facilidad de contratación y los sueldos vinculados a la productividad, junto a una formación profesional permanente. Se le pide opinión a Wisborg sobre el mercado laboral en España y ella suelta un soplido, como para esquivar la pregunta. La respuesta acababa de darla.
El país está gobernado desde hace unos meses por un ejecutivo de izquierda, pero antes el centro derecha siguió pautas parecidas. Si se habla de crecimiento sostenible y competitividad, «el concepto no tiene color político».