Después de dos meses de negociaciones internas y de haber levantado las alarmas en Europa, el Parlamento danés aprobó este viernes la aplicación de un plan de controles aduaneros, por el que se invertirán 36 millones de euros en personal y equipamiento tecnológico.
En pleno debate europeo sobre la reforma de Schengen, por el flujo de inmigrantes del Norte de África a Italia y Francia, el gobierno danés propuso incrementar los controles en sus fronteras con Alemania y Suecia, con la intención, dice, de reducir el índice de criminalidad.
Así, desde el martes habrá 50 nuevos agentes en las aduanas. Treinta estarán en la frontera con Alemania, diez en los transbordadores que conectan las localidades danesas de Roedby y Gedser con este país, cinco en la entrada al puente que une Suecia con Dinamarca y otros cinco en Helsingoer, desde donde salen los transbordadores a la ciudad sueca de Helsingborg. Antes de fin de año, habrá otros 48 agentes más.
La medida ha abierto un agrio debate de política interna en Dinamarca sobre las posiciones nacionalistas del gobierno. La oposición de izquierda, favorita en las encuestas, ya ha anunciado que si llega al poder reformará el proyecto y eliminará los puestos de control.
Pero además, aumenta la sospecha en la UE de que Dinamarca no respete el principio de libertad de movimientos dentro del territorio comunitario, que recoge el Tratado de Schengen. Los servicios jurídicos de la Comisión Europea estudian la información facilitada por las autoridades danesas para garantizar que cumplen las leyes comunitarias.
El jefe del ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso, envió una carta el pasado 13 de mayo al gobierno danés, en la que expresaba su gran preocupación por los planes de control de fronteras. Según un portavoz de Bruselas,«Dinamarca ha asegurado a la Comisión que no tiene ninguna intención de violar la normativa europea y que está preparada para cooperar con el Ejecutivo comunitario».