Maeland, miembro del Partido Laborista y hombre de confianza del primer ministro, Jens Stoltenberg, ha renunciado a su puesto tras perder la confianza del ministro de Justicia, Grete Faremo, según reconoció en un comunicado de la propia página web de la policía, en la que también se dice que el funcionario estaba listo para embarcarse en un gran desarrollo de la policía noruega.
Lo cierto es que no había mucho margen de maniobra y la dimisión parecía cantada, tras el demoledor informe de la comisión independiente, en cuyas conclusiones afirmaba que la policía podía haber previsto las intenciones de Breivik cuando compró los componentes para fabricar bombas, y que transcurrió demasiado tiempo entre el atentado de Oslo y la posterior matanza de la isla de Utoya, en el cual los agente tuvieron tiempo de detenerlo y evitar que actuara por segunda vez.
Maeland había llegado al cargo de jefe de la policía de Noruega solo unas semanas antes del ataque y desde entonces ha aguantado todo tipo de críticas por las deficiencias que los atentados desvelaron en los servicios de seguridad.
Se ha hablado también de que el caso podría salpicar al primer ministro, pero un sondeo de la televisión pública NRK demostró que el 72% de los entrevistados opinaban que Stoltenberg no tiene por qué abandonar el cargo.