Este sábado 22 de mayo se celebra el Día Mundial de la Biodiversidad o, lo que podría ser lo mismo, el Día Mundial en el que deberíamos celebrar la rica variedad de la vida en nuestro planeta, en lugar de la pérdida de esa riqueza.
Según el último informe de la ONU Perspectiva Mundial sobre la Biodiversidad. GBO-3, más de 190 países se propusieron en 2002 frenar significativamente la pérdida de biodiversidad en el planeta para este año 2010. Ese compromiso no sólo no se ha cumplido, sino que la extinción se ha acelerado de una manera alarmante. «Hemos fabricado la ilusión de que de alguna manera, podemos mantenernos sin la biodiversidad o de que ésta es secundaria en el mundo moderno. Sin embargo, la realidad es que la necesitamos más que nunca en un planeta de seis mil millones de personas que serán nueve mil en 2050», ha dicho Achim Steiner, director ejecutivo del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA).
El GBO-3 señala que el suministro de comida, fibras, medicinas, agua dulce, la polinización de los cultivos, la filtración de agentes contaminantes y la protección contra desastres naturales son algunos de los recursos naturales potencialmente amenazados por el deterioro y los cambios en la biodiversidad.
Durante la presentación del informe, Steiner se preguntó «¿Por qué he de preocuparme sobre la desaparición de una lombriz de tierra?» para continuar diciendo «Si la desaparición de especies continúa, no sólo la diversidad biológica sino también la existencia humana estará en peligro.»
Conseguir que los proyectos de desarrollo y la protección de la naturaleza coexistan será el desafío al que deberán enfrentarse en los próximos años organismos internacionales, gobiernos y sociedad civil.
Desde 1970 se han reducido las poblaciones animales en un 30%, el área de manglares y pastos marinos un 20% y los arrecifes de coral en un 40%, según el PNUMA. Para Joseph Alcamo, científico jefe del organismo «Esas pérdidas son insostenibles, pues la diversidad hace una contribución crucial al bienestar y el desarrollo humano.»
Una prueba es la farmacéutica Zeltia y su filial Pharma Mar que han patentado más de 1.400 principios activos de origen marino y cuyo fármaco estrella es Yondelis, que se obtiene de un organismo que vive en el fondo de los mares Caribe y Mediterráneo, y que se emplea en el tratamiento del cáncer de útero.
Otros muchos tratamientos para otras formas de cáncer, osteoporosis y otras dolencias se podrían perder para siempre si no se conserva la biodiversidad del planeta. Una prueba es la hembra de la rana Rheobatrachus que incuba a sus crías en el estómago, donde están protegidas por una sustancia que inhibe la acción de los ácidos gástricos y enzimas. El pequeño batracio desapareció en la década de 1980 de los bosques húmedos de Australia que habitaba, con lo que no podrá contribuir al tratamiento de las úlceras humanas.
Los autores del libro Sustaining Life: How Human Health Depend on Biodiversity (Para mantener la vida: Cómo la salud humana depende de la Biodiversidad), muestran con numerosos ejemplos que la naturaleza alberga miles de organismos a partir de los que se pueden desarrollar nuevos tipos de analgésicos o tratamientos para múltiples enfermedades.
De las seis mil especies conocidas de anfibios casi un tercio están amenazadas de extinción. Estos animales producen una gran gama de sustancias que no se pueden obtener de los individuos en cautiverio. Se pueden obtener sustancias muchos más potentes que la morfina y que no generan dependencia o encontrar el elemento químico que hace que los osos produzcan nuevos huesos cuando hibernan y que podría emplearse en fracturas o en el tratamiento de la osteoporosis. Habrá que darse prisa porque nueve especies de osos están en peligro de extinción.
La lista es interminable. En la Tierra existen unos 13 millones de especies, de las que apenas un millón y medio han sido descritas por la ciencia. La humanidad no puede permitirse perder esa riqueza. euroXpress