Hay un día europeo casi para cada cosa. El 26 de septiembre es el Día Europeo de las Lenguas, en este caso, iniciativa del Consejo de Europa a la que se suma la UE. Hay actividades en los 47 Estados representados en el organismo europeo para animar a aprender idiomas y convencer de su necesidad a 800 millones de personas, 500 en la UE, que viven en una Babel globalizada.
Sin embargo, el impulso al conocimiento de idiomas es una competencia nacional, a la que la UE aporta sus programas de aprendizaje permanente. Los célebres Erasmus han hecho más por el aprendizaje de lenguas europeas que muchas iniciativas locales en los 27. En ellos, junto a las becas Leonardo da Vinci o el programa Juventud en Acción, Bruselas gasta unos mil millones de euros. Becas que ahora se han rebajado en nombre de la crisis y que la Comisión Europea propone duplicar para el periodo 2014-2020.
En la UE hay 23 idiomas oficiales y otros 60 regionales o minoritarios. En ese laberinto lingüístico, el inglés se ha impuesto como lingua franca para los negocios, los estudios o el turismo. Sin embargo, las instituciones europeas tienen el objetivo «lengua materna + 2», hablar dos idiomas además del propio, como incentivo para la formación, el ocio y los negocios.
El mercado único europeo ha convertido los idiomas en una herramienta necesaria. Para el empleo, el conocimiento de lenguas extranjeras es ya un requisito habitual en las ofertas. Para las empresas, una necesidad. Un estudio de la UE realizado en pymes de los 27 Estados concluye que las sociedades con una estrategia lingüística coherente han aumentado el volumen de ventas entre un 10 y un 25 %.
No hay datos oficiales recientes en la UE sobre los idiomas que hablan los europeos. Un Eurobarómetro de 2006 aseguraba que más de la mitad de los ciudadanos declaraba conocer un idioma extranjero y la tercera parte de los encuestados aseguraba que dominaba dos lenguas además de la suya materna.
El inglés es el segundo idioma más hablado en la UE, seguido del francés, el alemán y el español. El país más plurilingüe de la UE es Luxemburgo y los más monolingües, porque en realidad no lo necesitan, Irlanda y Reino Unido.