El dueño de la fábrica PIP y persona que autorizó, según declaró él mismo, que se utilizara la silicona no homologada, pero que era mucho más barata que la médica, ha sido detenido en el sur de Francia, en la Costa Azul. Puede ser acusado de homicidio involuntario y de lesiones.
La empresa de Jean-Claude Mas fue a la quiebra en 2010, pero entonces ya había vendido implantes a entre 400.000 y 500.000 mujeres en todo el mundo. Las prótesis llegaron a numerosos países de Europa, como Francia, Reino Unido o España y de América Latina como Brasil, Venezuela, Argentina y Colombia donde se colocaron hasta 53.000 unidades.
Las autoridades sanitarias de cada país han tomado diferentes medidas, en Francia aconsejan retirarlas e incluso se hace con cargo a la Sanidad Pública, en España o Reino Unido el consejo es hacer un seguimiento médico. La Organización Mundial de la Salud ha pedido a las mujeres que las llevan especial precaución y que consulten a sus médicos o cirujanos ante la mínima sospecha de rotura o presencia de dolor. No está demostrado que las prótesis sean cancerígenas pero pueden tener otros efectos secundarios como el encapsulamiento o la rotura.