El acuerdo para el nuevo Gobierno ha costado duras negociaciones en las que han tenido que pactar
una profunda reforma del Estado que ha dado más competencias a las regiones. Este era un requisito indispensable para la parte flamenca del país.
Otras complicaciones que se han cruzado ha sido la reforma fiscal y la aprobación de los presupuestos para 2012 con importantes ajustes en el gasto público necesarios para hacer frente a las exigencias de déficit de la UE.
Unos 50.000 belgas salieron a la calle el viernes para protestar por los planes de austeridad que el nuevo Gobierno tendrá que imponer a costa de bajar sueldos y pensiones.
Finalmente los partidos políticos han pactado un Gobierno de coalición del que se ha quedado fuera precisamente el partido que más votos obtuvo en las elecciones de 2010, la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), separatista y sospechoso de querer boicotear las negociaciones.
El nuevo primer ministro, Elio di Rupo, de 60 años, es el primer francófono a la cabeza de un Gobierno en Bélgica desde hace más de 30 años. Es uno de los pocos jefes de Gobierno en el mundo que reconocen su homosexualidad.
Los cambios en la formación del Ejecutivo no son muchos respecto al del primer ministro en funciones Yves Leterme. Los socialistas flamencos se sumarán a los socialistas francófonos y a liberales y democristianos de las dos regiones. Los verdes y nacionalistas flamencos estarán en la oposición.
Elio di Rupo, presentará su política ante los diputados el próximo miércoles, lo que le permitirá estar en la cumbre de la UE que comienza el jueves.