Los sitios más afectados parecen ser la ciudad de Faluya en el centro del país, que sufrió una fuerte ofensiva en 2004, y la sureña Basora, bombardeada en abril de 2003. Los registros muestran que el número de defectos observados por el personal médico del Hospital de la Maternidad de Basora en los recién nacidos se duplicaron entre 2003 y 2009.
Entre 2007 y 2010 en la ciudad de Faluya, más de la mitad de los niños y niñas que nacieron tenían algún problema congénito, mientras que en 2000 la frecuencia era solo del dos por ciento.
Mozhgan Savabieasfahani es la autora principal del último estudio publicado por el Bulletin of Environmental Contamination and Toxicology (Boletín de Contaminación Ambiental y Toxicología), titulado «Metal Contamination and the Epidemic of Congenital Birth Defects in Iraqi Cities» (Contaminación por metal y epidemia de defectos congénitos en ciudades iraquíes).
El análisis hecho a muestras de cabellos en 56 familias de Faluya reveló que estaban contaminados con dos metales conocidos por sus neurotoxicidad: plomo y mercurio.
Hemos hablado con Savabieasfahani, toxicóloga ambiental de la Escuela de Salud Pública de la Universidad estadounidense de Michigan, sobre la crisis sanitaria iraquí y las consecuencias a largo plazo de la exposición a metales liberados por las bombas y municiones.
Usted se concentró en Faluya y en Basora. ¿Hay algún indicio de que este problema pueda estar afectando también a otras ciudades?
Mozhgan Savabieasfahani.- Hay otro estudio realizado en otra ciudad y creo que tiene aspectos similares. Creo que es posible que cualquier otro lugar esté también afectado. En algunos sitios se están viendo situaciones parecidas, pero no hay publicaciones que lo indiquen.
Su estudio reveló serias deformidades en niños en 2010. ¿Cuánto tiempo se seguirán sintiendo los efectos de la guerra en la salud?
MS.- Hablando como toxicóloga ambiental, creo que, mientras no se limpie el ambiente, mientras la fuente de esta contaminación pública no se encuentre y mientras que la población esté expuesta a ella a diario, el problema persistirá.
Se puede comprobar que, en efecto, se está agravando. Creo que el mejor paso que se podría dar ahora es ampliar el alcance de los estudios ambientales: analizar el agua, el aire, los alimentos, el suelo, todo lo que esté en contacto con la gente, hay que analizar todo eso para detectar la presencia de metales tóxicos y otras cosas que están en el ambiente.
Y una vez que encontremos la fuente, entonces podremos erradicarla. Si no hacemos eso, el problema va a continuar, porque la población está expuesta.
¿Qué tipo de municiones son las responsables de esta clase de contaminación a gran escala?
MS :.- Nosotros hemos hecho referencia a un par de documentos militares de Estados Unidos y a un tipo de metales indicados en ellos. Las municiones para armas pequeñas incluyen varios metales.
Pero puede ser de todo, desde las bombas lanzadas desde el aire hasta las disparadas por tanques o incluso las balas. Todas tienen metales similares, incluyendo mercurio y plomo, que es lo que hemos encontrado en los cuerpos de las personas que viven en las ciudades, de Faluya y Basora.
¿Ha colaborado con los investigadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que están realizando un estudio similar, cuyas conclusiones serán presentadas el mes próximo?
MS.- No, no he estado en contacto con la OMS ni con ninguna otra organización. Simplemente trabajamos con un grupo de científicos.
¿Está usted al tanto de alguna reacción formal a su investigación, sea del gobierno de Iraq, de Estados Unidos o de Gran Bretaña?
MS,. Ha habido alguna. El Departamento de Defensa de Estados Unidos respondió al informe diciendo que no está al tanto de ningún estudio oficial que indique algún problema en Basora o Faluya. Pero eso es lo único que viene a mi mente.
¿Cómo afronta el sistema de atención médica iraquí una emergencia como esta? ¿Y cómo se puede proveer atención médica y adoptar medidas contra la contaminación en los lugares afectados?
MS.- Sé que los hospitales en las dos ciudades que estudié están sobrecargados, pero mientras haya preocupación hay formas de ayudar. Necesitamos organizar a los médicos, a los científicos y a profesionales en esta área para hacer la limpieza. Organizarlos, llevarlos a esas dos ciudades e iniciar el trabajo.
Sin embargo, todo eso requiere de apoyo financiero y de otra clase. El respaldo político y el financiero ayudarán a tomar medidas.