Su caso es particular, pero puede ser paradigmático de cómo muchos europeos ven en la UE trabas para sus negocios o empleos por una legislación que consideran restrictiva. Marcello Di Finizio, tiene un restaurante, La Voz de la Luna, en la ciudad de Trieste. Hace unos años, el local fue destruido por un incendio, pero Di Finizio consiguió reabrirlo. Ahora podría perderlo por la aplicación de la directiva europea conocida como Bolkenstein, que contempla la salida a subasta de las concesiones de restaurantes a la orilla del mar, a partir de 2015.
Este lunes, el empresario subió a la cúpula del Vaticano como un turista más, saltó la verja de seguridad y se deslizó hasta un ojo de buey, donde desplegó una pancarta, en la que dice: «Help. Basta Monti, basta Europa, basta multinacionales. ¿Desarrollo?. Nos estáis matando a todos. Esto es sólo carnicería social».
Los policías que acudieron inmediatamente hasta la plaza de San Pedro no lograron convencerle de que desistiera de su actitud. Asegurado con un arnés para no caerse, está dispuesto a seguir allí. Según informaciones del Vaticano, Di Finizio ha rechazado una entrevista en la presidencia del gobierno que le ofrecieron los ministros de Asuntos Europeos y Asuntos Regionales.
No es la primera vez que el empresario intenta llamar la atención sobre su situación. El pasado julio ya estuvo unas horas en la cúpula de San Pedro durante unas horas. Antes había permanecido tres días subido a una grúa del puerto de Trieste.