Los fabricantes deberán poder demostrar que todos los vehículos nuevos, así como los motores o sus piezas, que vayan a venderse, matricularse o ponerse en circulación en la Unión se han sometido a pruebas de homologación.
Estas muevas disposiciones son de aplicación inmediata en todo el territorio de la UE, evitando los largos períodos de transposición anteriores que muchas veces incumplían los Estados miembro.
La eficiencia de estos vehículos pesados puede mejorar más con neumáticos eficientes o nuevos dispositivos aerodinámicos, un mejor aprovechamiento del espacio, mejor diseño de la logística o reducción de la velocidad del vehículo.
Según Ecologistas en Acción el aumento del transporte por carretera, que ha supuesto una mayor comodidad y eficacia en el servicio, ha incrementado hasta límites intolerables los impactos medioambientales.
En España, el transporte utiliza casi el 40 por ciento del total de la energía que se consume, por encima de la media de la UE que es del 30 por ciento. Si se considera todo el ciclo del transporte, la energía que se consume en la fabricación del vehículo, construcción de las infraestructuras por las que circula y el mantenimiento hasta que finalmente se convierte en chatarra el consumo energético llega al 50 por ciento.
Gran parte de esa energía la utiliza el transporte por carretera que supone un 90 por ciento frente al ferrocarril que es de solo un 5 por ciento. El transporte de viajeros y el de mercancías es un 70 por ciento del total en la UE. En España es más del 90 por ciento.