La Fiscalía alemana ha confirmado este domingo la detención de un hombre, supuesto cómplice de tres neonazis a los que se acusa de los crímenes. La trama se ha descubierto a raíz del hallazgo de los cadáveres de los autores materiales en el interior de una caravana, donde presuntamente se suicidaron, y de la posterior explosión de la casa donde vivían con una mujer, que ya se encuentra detenida.

Entre los escombros de la vivienda se encontró el arma con que fueron asesinados los nueve inmigrantes y las esposas de la agente muerta. Además se hallaron diferentes armas y vídeos de propaganda del grupo ultraderechista Clandestinidad Nacionalsocialista.

Con todos esos elementos engranados, la policía cree que se trata de una trama organizada que da un salto cualitativo en las actuaciones neonazis en Alemania. El fiscal general, Rainer Griesbaum, ha dicho que los asesinatos serán tratados como supuestos actos de terrorismo, aunque no hay pruebas suficientes para atribuirlos a un grupo de extrema derecha. Sin embargo, el presidente del sindicato de Policía, Bernhard Witthaut, ha declarado que las pruebas demuestran el «atroz rastro de sangre» que ha dejado un grupo ultraderechista.

Las investigaciones comenzaron hace una década cuando un vendedor de frutas de origen turco fue asesinado en Nuremberg. Le siguieron otros asesinatos similares y en dos casos las víctimas fueron vendedores de comida típica turca, por los que se acuñó el nombre de crímenes del kebab u homicidios döner.

En 2007, dos agentes de policía fueron atacados en Heilbronn y una oficial de 22 años falleció a causa de las heridas de bala sufridas. No se relacionó este ataque con los otros homicidios hasta ahora, cuando el material de la agente se ha encontrado en la vivienda de los presuntos autores.

La canciller Angela Merkel ya ha dicho que se trata de un caso «extremadamente preocupante» y el ministro del Interior, por primera vez, se refería a la trama descubierta como «terrorismo de derechas».