El proyecto AT~SEA, ha dado vida a una gama de tejidos que permitirán una mejora sustancial tanto en el cultivo como en la recolección de algas marinas. Esto ha sido posible gracias a un fondo de 3'4 millones de euros facilitado por la Unión Europea que apuesta firmemente por la irrupción de este sector en el mercado.
Según la comisaria europea de Investigación, Innovación y Ciencia, Máire Geoghegan-Quinn: «AT~SEA es un ejemplo más entre muchos de cómo la financiación de la UE ayuda a investigadores y empresas a colaborar para innovar. (...) El nuevo programa de investigación de la UE, Horizonte 2020, dotado con 80 000 millones de euros, respalda a las empresas a la hora de llevar ideas nuevas del laboratorio al mercado con rapidez y de forma rentable.».
Una de las características del tejido creado por AT~SEA es que tiene grandes dimensiones y crea sustratos de 1mm de grosor unos metros por debajo de la superficie del mar y puede soportar un buen número de plantas sin romperse o sin atraer vegetación o moluscos no deseados. Su revestimiento ecológico protege a las algas jóvenes y estimula su crecimiento.
Cuando han madurado una máquina las recoge y transporta hasta depósitos flexibles de almacenamiento fabricados con materiales textiles de tecnología avanzada.El proyecto prevé que los tejidos pueden servir también para usos comerciales distintos del cultivo de algas marinas, concretamente en otros tipos de acuicultura y en la fabricación de contenedores flexibles para el transporte de agua dulce por mar.
El proceso se desmarca, por tanto, de las rudimentarias técnicas de recolección empleadas hasta ahora, consistentes principalmente en sistemas de cuerdas.
Los ensayos con cultivos experimentales realizados en las localidades de Oban (Escocia), Galway (Irlanda) y Solund (Noruega) no han podido ofrecer resultados más satisfactorios. El volumen de recogida de algas marinas húmedas por metro cuadrado ha sido de 16 kilos, un balance que, como mínimo, triplica al del cultivo empleado hasta la fecha.
Una oportunidad de negocio inmejorable
Una vez que se apliquen las mejoras en el sector, el mercado de algas marinas podría aumentar de forma considerable. Tanto es así que Bert Groenendaal, coordinador de AT~SEA y cabeza visible de la sociedad belga Sioen Industries, se ha atrevido a vaticinar un 'boom' incontestable de dicho producto, asegurando que impulsará el surgimiento de una industria multimillonaria en Europa y que ésta provocará a su vez un descenso significativo del número de desempleados en el continente.
Todo ello porque, según aclara el propio Groenendaal, «el potencial económico de las algas marinas es enorme y a las empresas les interesan las algas para aplicaciones muy diversas, tales como medicamentos, alimentos y aditivos alimentarios, piensos, productos químicos e incluso combustible».
Este mismo mes, AT~SEA, que cuenta con sociedades de siete países de la eurozona y de Marruecos, evaluará cuál es el potencial comercial de las algas a través de un cultivo de 200 metros cuadrados de sustratos en cada una de las tres áreas donde se han llevado a cabo los experimentos. Pero no es la única baliza marcada por la organización, ya que para julio del próximo año se ha propuesto crear un cultivo de entre dos y tres toneladas. Asimismo, ha solicitado ya la patente sobre los tejidos.
El proyecto prevé que los textiles pueden servir también para usos comerciales distintos del cultivo de algas marinas, concretamente en otros tipos de acuicultura y en la fabricación de contenedores flexibles para el transporte de agua dulce por mar.
Algunas especies de algas se cultivan de forma extensiva y se consumen directamente en países asiáticos. En Europa, productos transformados como la leche con chocolate, yogures, bebidas funcionales y las cervezas contienen polisacáridos de algas —agares, carragenanos y alginatos— como aglutinantes o emulgentes.
Además, de las algas se pueden extraer lípidos y proteínas de alto valor, antioxidantes, gelificantes, vitaminas y minerales esenciales para la producción de alimentos.
El cultivo de algas, finalmente, acarreará consecuencias positivas en lo que se refiere al mar. Diversos estudios sostienen que contribuyen notoriamente a la absorción del exceso de dióxido de carbono en el agua marina así como de los residuos de las piscifactorías próximas. También creará un hábitat idóneo para peces y moluscos silvestres que, de otro modo, se verían gravemente perjudicados por la pesca.