Descubierta la forma de actuación de los neumococos fratricidas

Los neumococos más virulentos matan a sus hermanos para facilitar la infección y hacerse ellos mismos más fuertes.

Esta bacteria es el principal agente causante de la neumonía, la enfermedad que causa una mayor mortalidad infantil en el mundo.

Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha desentrañado como sucede la matanza entre bacterias a nivel molecular.

Este trabajo, que se publica en el último número de la prestigiosa revista Nature Structural & Molecular Biology, ayudará a esclarecer los mecanismos que utilizan estas bacterias para producir la infección y así mejorar los tratamientos.

vídeo de los neumococos fratricidas
Ver la forma en la que actúan los neumococos fratricidas

El descubrimiento de la estructura de una de las proteínas de la superficie de la bacteria que produce la neumonía ha permitido al equipo científico detectar como esa proteína provoca una guerra química mortal entre los neumococos.

Ese combate fratricida termina con la muerte de los más débiles. Una vez que han conseguido deshacerse de sus hermanos, activan mayores procesos inflamatorios y, de esta manera, aumentan la infección.

La investigación ha estado dirigida por los científicos del CSIC Juan Antonio Hermoso del Instituto de Química-Física Rocasolano, y Pedro García del Centro de Investigaciones Biológicas.

«Con estas líneas de investigación podemos comprender en profundidad las relaciones, en ocasiones muy complejas, que despliegan los patógenos durante la infección y abren una nueva vía de estudio que permitirá a la comunidad científica desarrollar nuevas terapias y fármacos en un futuro», comenta Juan Antonio Hermoso.

La estrategia de las bacterias no solo mata a sus hermanas sino que las asesinas incorporan el ADN de sus víctimas haciéndose más resistentes a los antibióticos. Parece que estas estrategias son muy comunes entre las bacterias.

La neumonía o pulmonía es la patología producida por neumococos que ocasiona una mayor mortalidad infantil y de ancianos. Según la OMS, unos dos millones de niños mueren al año por esta causa. Una cifra superior al número de muertes que provoca el SIDA, la malaria y el sarampión juntos. La enfermedad se puede tratar con antibióticos, pero en países en vías de desarrollo sólo el 20% de los niños tiene acceso a esta medicación. Además la bacteria se hace muy resistente a la penicilina e incluso cada vez son más resistentes a varios antibióticos.