No habrá tasa de transacciones financieras en la Unión Europea si no se establece a nivel internacional. La Comisión europea ha decidido no seguir adelante con la idea porque, sin un acuerdo mundial, hay un riesgo evidente de deslocalizaciones y de que las entidades repercutan en los clientes sus nuevos gastos.
«No es adecuada la introducción unilateral de la tasa a nivel de la UE, ya que los riesgos de deslocalización son altos y podrían socavar la capacidad de generar ingresos», ha dicho el comisario europeo de Fiscalidad, Algirdas Semeta. La Unión había calculado que la implantación de la tasa permitiría recaudar 150.000 millones de euros anuales. Además Bruselas cree que la tasa acabaría repercutiendo sobre los clientes de los bancos en los productos que se comercialicen más a menudo.
Esos mismos argumentos utilizó la ministra española de Economía, Elena Salgado, para oponerse a la tasa cuando se planteó en el consejo de ministros comunitarios. Zapatero y Sarkozy propusieron en la Asamblea General de la ONU que se estableciera con la participación de todos los países.
El ejecutivo comunitario propone como alternativa la creación de un nuevo impuesto al sector financiero, que paga menos impuestos en comparación con otros sectores, ya que está prácticamente exento de IVA, según el comisario Semeta. Así se recaudarían unos 25.000 millones de euros, que podrían destinarse, según la Comisión, a la consolidación fiscal, que es una tasa urgente en muchos Estados miembros.