Un Bayern de Munich muy superior al Barcelona, tanto en la primera como en la segunda parte, deja muy tocado al conjunto blaugrana del tiqui-taca que incluso debería de dar las gracias por haber recibido sólo 4 golitos de nada.
El Bayer de Munich dominó, controló, hizo casi lo que quiso y golpeo fuerte al exquisito Barcelona, a los señoritos del barsa (¡ay, Dios, del barsa!) en los dos tiempos del partido; no fue quién el barsa, barsa, sí, para plantar cara a los extraordinarios jugadores alemanes.
En el minuto 24 el Bayern de Munich enjareta el primer gol al Barcelona por medio de Müller. Es un presagio de lo que iba a pasar.
Minuto 48, puñetazo en todo el careto en forma de gol a los de Tito por mediación del alemán, es un decir, Mario Gómez. Empiezan a temblar las rodillas de los finos y elegantes «jugadores catalanes».
Se suceden las ocasiones, las oportunidades de hacer más goles a favor del conjunto alemán. Messi estaba en al campo, porque como es tan bueno con su sola presencia haría que el enemigo se, ¡ay!, asustara. Ni de lejos.
En la segunda parte el Barcelona adelantó líneas en busca del gol, los del Bayern no se encogieron y respondieron como responden los campeones, de cara y sin arrugarse ni un pelo. A la lona de nuevo el aristocrático equipo catalán, es el minuto 72 y Robben enchufa el tercer gol para los de casa.
Ahora que si los árbitros, que si dos goles fueron en fuera de juego, que si esto que, si lo otro...., ¡venga, hombre, pacasa con la milonguita ésta de los huevos fritos!
Así pues, muy superior el Bayern y muy fastidiado el Barcelona si quiere pasar la eliminatoria. Sí, sí, que sí, que tuvo la culpa el árbitro.