El informe sobre envejecimiento en Europa calcula que dentro de cincuenta años la población europea habrá aumentado poco. De los 502 millones de habitantes que había en la UE en 2010 se pasará solo a 517 millones. Lo más novedoso es que la esperanza de vida se alarga considerablemente y para entonces el 30% de la población estará en edad de jubilarse.
Estadísticamente eso quiere decir que disminuirá enormemente el número de personas en edad de trabajar. La proporción de población entre 15 y 64 años bajará del 67% al 56%, es decir, habrá dos personas en edad laboral por cada pensionista en lugar de cuatro, como ocurre ahora.
Esperanza de vida, fecundidad y migración son las variables que determinarán finalmente el alcance y la velocidad del envejecimiento europeo. Las proyecciones que se han hecho ahora prevén que la esperanza de vida al nacer aumente de 76,7 años en 2010 a 84,6 en 2060 para los hombres y 82,5 a 89,1 para las mujeres. La tasa de fecundidad subirá modestamente de 1,59 nacimientos por mujer a 1,71 y la migración acumulada neta será de 60 millones hasta 2060.
El estudio de la UE considera un logro importante el hecho de que vivamos más tiempo, pero alerta sobre las consecuencias que tendrá el cambio demográfico en las finanzas públicas. Con las políticas actuales, el gasto público relacionado con la edad se prevé que aumente un 4,1% en los próximos cincuenta años hasta representar un 29% del PIB.
Si la perspectiva es alarmante por sí misma, aún se agrava más con la crisis económica y financiera. Los recortes presupuestarios que han aplicado los Estados están repercutiendo directamente en el gasto social en la mayoría de los países de la UE y las reformas de pensiones pasan, en la mayoría de los casos, por retrasar la edad de jubilación, cuestión que provoca un rechazo generalizado en los ciudadanos, según demostró una encuesta de Eurobarómetro.
La UE declaró 2012 como Año Europeo del Envejecimiento Activo, una apuesta por abrir campos a los jubilados europeos y fomentar la solidaridad intergeneracional. La cuestión, como siempre, suele ser de dinero, eficacia y previsión porque la demografía va a marcar el futuro del estado del bienestar europeo.