Por Thalif Deen
Naciones Unidas, IPS - Cuando solamente faltan cinco semanas para la cumbre definitiva en París organizaciones de la sociedad civil han expresado su decepción por el resultado de la última ronda de negociaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el cambio climático, en la ciudad alemana de Bonn, .
Denise Fontanilla, del Movimiento del Pueblo Asiático sobre la Deuda y el Desarrollo, nos comenta que las conversaciones que concluyeron el día 23 en Bonn fueron las últimas negociaciones sobre el clima antes de la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que la capital francesa celebrará del 30 de noviembre al 11 de diciembre para aprobar el tratado definitivo. «Cualquier cosa puede suceder, especialmente dado el bombo» al respecto, añadió.
Harjeet Singh, de la organización ActionAid, expresó que los acontecimientos en Bonn "demostraron que todavía queda una montaña por escalar antes de que surja un acuerdo en el horizonte de la cumbre de París en diciembre".
«Parece que la Unión Europea (UE) se olvidó de su pretensión de estar al lado de los pobres y vulnerables del mundo», afirmó. La UE se mantiene indecisa desde hace meses sobre la forma en que el acuerdo de la COP21 habrá de ayudar a los países pobres que ya son afectados por el cambio climático.
La UE «vacila sobre si debe salir y ayudar a la gente en la tormenta», agregó Singh.
Chee Yoke Ling, directora de la Red del Tercer Mundo, advirtió que si no se llega a un acuerdo justo en la COP21 la temperatura media mundial subirá más de dos grados Celsius y se perpetuará la injusticia contra los países en desarrollo y sus pueblos.
«La semana comenzó con un texto muy desequilibrada preparado por los copresidentes que favorecía a Estados Unidos y sus aliados. Los países en desarrollo se resisten a unir sus esfuerzos, ya que los principales países persisten en socavar sus compromisos y la base de equidad de la Convención", añade.
Lidy Nacpil, coordinadora del Movimiento del Pueblo Asiático sobre la Deuda y el Desarrollo, se refirió a un estudio de la organización Oxfam sobre las promesas realizadas por los países con respecto al clima, y aseguró que los compromisos asumidos por los países ricos están muy por debajo de lo que les corresponde, mientras que los del Sur en desarrollo superan o cumplen sus compromisos.
«Todos los países tienen que hacer lo que les corresponde, pero el estudio muestra claramente que la responsabilidad de reducir drásticamente sus emisiones y proporcionar financiación a los países en desarrollo recae sobre los países» industrializados, dijo Nacpil.
En su informe, publicado el 19 de este mes, Oxfam señaló que el hecho de que 150 países ya hayan presentado públicamente sus compromisos de reducción de emisiones de dióxido de carbono demuestra que la COP21 podría basarse en la cooperación internacional, en lugar de la competencia.
«Sin embargo, todavía se requiere un cambio urgente de todos los países debido a que el total combinado de las promesas aún representa una apuesta inaceptable que pone en riesgo la seguridad climática mundial», subraya Nacpil.
A juzgar por las promesas, Oxfam cree que muchos países en desarrollo muestran un liderazgo cooperativo, mientras que los países ricos en general necesitan mostrar más ambición. El informe considera que países como China, Indonesia, Kenia e Islas Marshall ya han prometido o superado la proporción que les corresponde en reducción de emisiones, según los cálculos de Oxfam.
El compromiso de India está en línea con lo que le corresponde, mientras el de Brasil es un poco más de dos tercios. «Algunos de estos países han hecho promesas que podrían transformar en serio la forma en que funcionen sus economías en el futuro. En consecuencia, eso podría transformar las negociaciones de la ONU", indica Tim Gore, director de política climática de Oxfam.
No obstante, Oxfam considera que los países ricos deben aumentar considerablemente sus ambiciones de mitigación. En la COP21 los gobiernos deben acordar un marco sólido que asegure que estos compromisos se fortalecerán antes de que entren en vigor en 2020, y luego cada cinco años a partir de entonces, explicó Gore.
«Por el momento, los países ricos siguen aferrados a los recortes incrementales hasta llegar al objetivo que, aunque son bienvenidos, simplemente no alcanzan la profundidad necesaria», destaca. Japón, por ejemplo, contribuye con una décima parte de lo que le corresponde en reducción de emisiones de carbono, mientras que Europa y Estados Unidos aportan aproximadamente una quinta parte. Hasta ahora, Rusia no se comprometió a nada, añadió.
«Los países ricos saben que no han cumplido con sus obligaciones de financiación climática. Se niegan a admitirlo o hacen un intento de buena fe para arreglarlo, en lugar de ofrecer préstamos y descontar la ayuda al desarrollo como financiación para el clima», dijo Singh, de ActionAid.
En resumen, países del Norte industrial hablan de forma grandilocuente de una solución a largo plazo, pero todavía sueñan con el destino sin saber cómo van a hacer el viaje, comenta.
«Los países ricos también siguen con su truco cual Houdini... y ofrecen 'falsas soluciones'. La actual propuesta de fijar un objetivo a largo plazo para reducir el carbono... significaría que los países desarrollados puede seguir con su vida normalmente, mientras que los pobres son expulsados de sus tierras con el fin de absorber las emisiones», agregó.
Un acuerdo climático que no está concebido para ayudar a las comunidades pobres y vulnerables servirá solo para afianzar aún más la injusticia y la desigualdad, concluyó.