El presidente de la Comisión europea ha vuelto al optimismo en el primer debate sobre el estado de la UE que este martes se ha celebrado en la Eurocámara. En un intento de copiar la fórmula de Washington, Barroso ha repasado los grandes temas que se viven en Europa, aunque ha olvidado que la mayoría de los europeos siguen dando la espalda a lo que hace Bruselas.
El optimismo de Barroso lo provocan las cifras de crecimiento económico, mejores de lo esperado, como consecuencia de las medidas adoptadas por los 27. «Aquellos que predijeron el fracaso de la Unión, se han equivocado», ha dicho el presidente de la Comisión, que también ha reconocido el elevado desempleo y los riesgos que aún plantea la coyuntura internacional.
Por eso, el jefe del ejecutivo comunitario insiste en que se mantengan las políticas de austeridad y en que serán necesarias reformas para garantizar las pensiones a la vista de la evolución demográfica en Europa. «Hay que tener el valor de decir que, si Europa quiere ganar la batalla de la competitividad, sobre todo frente a países emergentes, debemos trabajar más y más tiempo. Si alguien sugiere lo contrario, no dice la verdad.»
Debilidad de la Comisión ante los Estados
Barroso ha marcado las prioridades de Bruselas para el próximo año en cinco áreas: la gestión de la crisis económica, la recuperación del crecimiento y el empleo -con propuesta de crear bonos europeos que financien proyectos de infraestructura-, la justicia y seguridad, las negociaciones del presupuesto comunitario y el aumento del peso de la UE en la escena internacional, en el que incluye la política de defensa común.
Todo sonaba a conocido y los eurodiputados han acusado a Barroso, una vez más, de permitir que sean los Estados los que mandan en la UE. El líder parlamentario socialista, Martin Schulz le ha criticado que «durante demasiado tiempo ha estado haciendo concesiones al eje franco-alemán que hoy dirige el Consejo.»
No hay sitio para el racismo en Europa
Al margen de los proyectos inmediatos, la actualidad ha marcado el debate y el asunto de las expulsiones de gitanos se ha impuesto sobre los demás. Barroso no se ha referido al caso francés cuando ha hecho un llamamiento a «no volver a despertar fantasmas del pasado» porque «el racismo y la xenofobia no caben en Europa». Dicho esto, el presidente de la Comisión añadió que hay que guardar el equilibrio entre libertad y seguridad. «Si no se hace, corremos el serio peligro de que las fuerzas extremistas exploten esta situación y se haga populismo con el sentimiento de inseguridad que hay en muchas de nuestras sociedades.»
El liberal Guy Verhosfstadt ha pedido a la Comisión que rechace la política de Sarkozy hacia los gitanos, que ha calificado de inaceptable. Y el líder de los Verdes, Daniel Cohn-Bendit, subrayaba que «esta Comisión es campeona de Europa de las declaraciones genéricas, pero no es capaz de señalar con el dedo situaciones particulares en ciertos Estados miembros.»
El hemiciclo de Estrasburgo ha estado casi lleno durante el debate después de la polémica levantada entre los eurodiputados, ante la posibilidad de que se pusieran multas a los ausentes. Finalmente, nadie se ha atrevido a tomar esa decisión, pero el presidente de la Cámara, Jercy Bucek, está dispuesto a buscar fórmulas para evitar los abundantes escaños vacíos en las sesiones parlamentarias. euroXpress