El miedo a la situación griega, a los mercados y a la presión de Bruselas está provocando un dominó de planes de ajuste en la Unión Europea, entre los socios que irremediablemente lo necesitan y entre los que se anticipan por si acaso. Pero no todos actúan igual.
Grecia, el socio europeo más endeudado, es también el que ha aplicado el ajuste más duro sobre las clases medias y populares.
Portugal acaba de presentar su programa de austeridad, muy diferente del de su vecino español. Primero porque es un plan acordado entre el Partido Socialista, en el gobierno, y el conservador Partido Socialdemócrata, en la oposición. Y sobre todo, porque el recorte está más repartido. El gobierno de Lisboa prevé ahorrar 2.100 millones y rebajar el déficit al 7% este año.
Para conseguirlo, sube el IVA un 1% y el impuesto de la renta otro 1% para rentas inferiores a 2.375 euros mensuales; y un 1,5% para ingresos superiores. Además se suben los impuestos para las empresas, sobre todo, las financieras; el impuesto sobre el capital para los depósitos a plazo, se recortan las indemnizaciones a las empresas públicas y bajan un 5% los salarios de los cargos públicos.
España tiene ya una convocatoria de huelga en el sector público, anunciada por Comisiones Obreras y UGT para el 2 de junio, contra la bajada de sueldos de funcionarios, la primera de la historia, y la congelación de pensiones. Los sindicatos, que este jueves se han entrevistado con el presidente Zapatero, consideran que el plan de ajuste va a restringir el consumo y a aumentar el paro. La patronal CEOE, tras reunirse con el presidente, ha apoyado los recortes. España, Grecia e Irlanda son los países que han optado por centrar el ajuste en funcionarios y pensiones.
Irlanda ya ha anunciado recortes sociales, incluso para los parados, y los salarios de los funcionarios se van a reducir entre un 5 y un 15%. Se prevé una subida general de impuestos, así como una tasa sobre el carbono y una tasa sobre el agua.
Italia, según informaciones de prensa, estudia la congelación de salarios públicos durante un año y los gastos de la administración.
Francia oficialmente no prevé nuevas medidas de austeridad, aunque François Fillon ya ha anunciado un freno a los gastos públicos durante tres años y Sarkozy dice que hay que aparcar las medidas sociales anunciadas el año pasado para redirigir las finanzas públicas.
Alemania, que planificaba una rebaja de impuestos, ha decidido aparcar sus planes hasta mejor ocasión. No hay todavía plan de ajuste previsto, pero el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ya ha dicho que el gobierno tendrá que adoptar medidas de ahorro en el gasto para reducir el nivel de endeudamiento.
Reino Unido tiene que confirmar su inmediata actuación en economía, tras el cambio de gobierno. De momento, el nuevo primer ministro, David Cameron, tiene un gesto: los ministros se reducen el sueldo un 5%. euroXpress