No son reivindicaciones nuevas dentro de la iglesia católica, en España se han oído muchas veces, pero están revolucionando Austria. «En cada misa, abogaremos por la reforma dentro de la Iglesia», dicen en su llamamiento. Según una encuesta reciente, cerca de las tres cuartas partes de los austriacos consideran que las peticiones de estos sacerdotes son «justas».
La mayoría de los austriacos son católicos, pero últimamente se distancian de la Iglesia tras los escándalos de abusos sexuales. Las encuestas lo aclaran bastante, más del 86% de los interrogados creen que el celibato ha hecho más mal que bien a la Iglesia católica. El número de fieles que la abandonaron fue un 64% mayor que los que lo hicieron el año anterior.
La jerarquía y teólogos austriacos critican a los rebeldes, más que nada por la forma en la que lo han planteado. El fondo del asunto no se comenta.
El cardenal Christoph Schönborn, que conoce muy bien al líder de los disidentes, Helmut Schüller que fue su ayudante, los ha comparado con jugadores de fútbol que saltan al campo pero se niegan a cumplir las reglas del juego, «Si alguien decide ser disidente, evidentemente eso tendrá consecuencias» ha dicho.
Los «desobedientes» son partidarios de los sacerdotes casados, de la ordenación de las mujeres, de que los divorciados que se han vuelto a casar puedan comulgar y, puedan contraer un segundo matrimonio por la iglesia, que los protestantes puedan recibir la Comunión y, teniendo en cuenta la escasez de sacerdotes, que los laicos prediquen y dirijan parroquias.