Acaba de celebrarse en Trípoli, la capital de Libia, la tercera cumbre UE-África en la que se ha adoptado una nueva estrategia de colaboración para reanimar unas relaciones que llevan algún tiempo estancadas.
El presidente de la Comisión de la Unión Africana, Jean Ping, ha especificado tres problemas: la ayuda, las inversiones y el comercio, que son ha dicho «los factores fundamentales para desarrollarnos», ha añadido que todavía hay divergencias en los Acuerdos económicos (APE). Unos acuerdos que deben sustituir el régimen comercial preferencial que tiene Europa con sus antiguas colonias. Un régimen que la Organización mundial del comercio (OMC) considera incompatible con la legislación internacional. Pero África teme que estos nuevos acuerdos, que le obligará a abrir sus mercados a los productos europeos, minen sus ya débiles economías y les prive de unos ingresos vitales.
África se queja también de que los europeos no invierten y prefieren hacerlo en Asia. Algo muy diferente de lo que sucede con China que ha hecho fuertes inversiones en el petróleo, las minas y la industria, seduciendo a los africanos con ayudas y créditos baratos.
Por su parte el presidente de la Comisión Europea ha dejado claro que «los países no pasan de una situación en desarrollo a otra desarrollada solamente a base de ayudas» y ha invitado a los países africanos a adoptar medidas estructurales. Aunque no ha dejado de recordar que la Unión Europea y sus Estados miembros donan más de la mitad de la ayuda al desarrollo que recibe África.
En la Declaración final de la cumbre, la UE se compromete a dar el 0,7% del PIB a la ayuda al desarrollo de aquí a 2015, y más de 50 mil millones de euros de la Ayuda pública al desarrollo.
Otra cosa muy diferente ha sido la cuestión climática donde no se ha podido llegar a una declaración común. La parte africana rechazó el borrador presentado por la UE, porque consideraron que sobre todo se centraba en los intereses europeos.