Rusia y China siguen rompiendo la unanimidad internacional sobre la represión del régimen sirio con el argumento de que la salida de Assad del poder no sería una solución y que ésta debe pasar por el diálogo político. La jefa de la política exterior europea, Catherine Ashton, ya ha allanado el camino previo a esta cumbre al señalar que «la militarización del conflicto traerá enormes sufrimientos a Siria y riesgos que tendrían un dramático impacto en la región. Lady Ashton subraya en un comunicado que «el papel de Rusia es crucial para el éxito de Kofi Annan», el enviado especial de la ONU en Siria.
No se esperan resultados inmediatos en esta cumbre en la posición rusa sobre el conflicto, pero sí que la UE aproveche el altavoz internacional para dejar claro el aislamiento de Putin. Assad negó este domingo ante el parlamento la responsabilidad del gobierno en la matanza de Hula, donde murieron 108 personas, entre ellas, 49 niños, aunque la condena de la comunidad internacional fue general y el caso provocó la expulsión de embajadores sirios de las principales capitales europeas.
Al margen de este asunto, los presidentes del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, y de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, llevan a San Petersburgo una larga lista de temas en los que quieren avanzar, desde el respeto a los derechos humanos en algunas repúblicas rusas o la libertad de expresión en el país, hasta cuestiones de cooperación comercial, los planes de construcción del gasoducto Transcaspio, que no gusta en Moscú, o la retirada del actual régimen de visados para los ciudadanos rusos.