El objetivo de la hoja de ruta es garantizar la irreversibilidad del euro y recuperar la confianza de los mercados. También tratarán la creación de un presupuesto específico para la eurozona que serviría para financiar las prestaciones por desempleo en los países en crisis. Una iniciativa que se discute con vistas a mediados de 2014. Y de momento los países que han dicho que no son Finlandia y Holanda y Alemania pone muchas restricciones.
La hoja de ruta plantea aprobar antes de marzo de 2013 el «marco operativo» que permita la recapitalización directa de los bancos en crisis a cargo del fondo de rescate de la UE. No obstante, varios países liderados por Alemania creen que esta fecha es demasiado ambiciosa y podrían forzar un nuevo retraso.
Berlín ha logrado imponerse a la Comisión, Francia y España al abortar el debate sobre los eurobonos. La mutualización de la deuda soberana ni siquiera se menciona en la propuesta de Van Rompuy ni en las conclusiones de la cumbre.
Madrid y París defendían la emisión de eurobonos como receta para estabilizar la eurozona. Pero Alemania se opone por considerar que ello reduciría la presión sobre los países en crisis para proseguir los ajustes y encarecería sus costes de financiación. Berlín ha conseguido además suprimir cualquier referencia a un sistema común de garantía de depósitos, considerado uno de los tres pilares de la unión bancaria.
En cambio, sí figura en el proyecto de conclusiones la exigencia a los países de la eurozona de firmar contratos bilaterales con las instituciones europeas en los que se recojan las reformas a las que se comprometen para mejorar su competitividad. Esta medida volverá a examinarse ya en marzo de 2013.