«La UE y Brasil son socios muy cercanos con un compromiso profundo con los valores democráticos, las relaciones multilaterales efectivas y la ley. Compartimos la visión de un mundo basado en la justicia internacional y la igualdad social», ha dicho el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy.
Sin embargo, la solemnidad de la declaración tiene poca traducción en euros. Más del 20% de las exportaciones brasileñas tienen como destino la Unión Europea, pero las importaciones de la UE apenas alcanzan el 2,2%. Alemania, sobre todo, y Francia e Italia son los principales exportadores europeos a Brasil. Europa, además, aporta el 40 por ciento de la inversión extranjera directa en Brasil.
Unas cifras que ambas partes querrían aumentar. «Es muy importante el hecho de que existan en Brasil un gran número de empresas europeas que ayudan a sostener el crecimiento de nuestro país, y que crean puestos de trabajo. Creemos que la relación de Brasil-UE es estratégica para Brasil», ha señalado la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.
Pero Brasil forma parte de Mercosur (Argentina, Uruguay, Brasil y Venezuela) y eso paraliza y condiciona los avances en la relación comercial. Las negociaciones entre los dos bloques se reanudaron en 2010 después de permanecer seis años estancadas y ahí siguen. Todos esperan un empujón al acuerdo en la cumbre UE-CELAC ( Comunidad de Estados Americanos y Caribeños), que se celebra este fin de semana en Santiago de Chile, pero las posiciones de partida siguen inalteradas.
Rousseff ya ha dicho en Brasilia que hay que contemplar «un reequilibrio de las relaciones comerciales». El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, dice confiar también en la cumbre de Santiago y reitera «nuestro empeño para alcanzar un acuerdo entre la UE y Mercosur, amplio, equilibrado y ambicioso», que aumente comercio e inversiones y «que sería el mayor a nivel mundial en número de personas».
Proteccionismo es la palabra clave en la negociación. Europa pretende que los países latinoamericanos supriman barreras comerciales en sectores como el del automóvil o la alta tecnología y desde Mercosur se ve imposible acercar posiciones mientras la UE siga subvencionando como hasta ahora sus productos agrícolas.
En Brasilia y a falta de concretos datos económicos que anunciar, más allá de la creaci´ón de una comisión para la promoción de inversiones, Barroso apostó por el elogio cultural: «Brasil no es sólo (el futbolista) Neymar, es el Brasil de la cultura y de la creatividad que siempre admiramos y refleja la fuerza y el dinamismo extraordinario que existe en este país».