Firmado por más de cien intelectuales, artistas y científicos del país, la iniciativa ya está disponible en internet para quien quiera adherirse. «Un nuevo compromiso de las instituciones públicas y de la sociedad con la ciencia, la cultura y las artes pasa por reservar una parte de sus medios para fomentar la puesta en valor y la investigación de nuestro patrimonio, la creación científica, literaria y artística», recoge el manifiesto, de poco más de dos hojas.
Para lograr el objetivo, exigen la «recuperación de la autonomía política y financiera», en un contexto en el que Portugal está intervenido económicamente por la 'troika' (el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional). Los firmantes comparten el diagnóstico, a pesar de provenir de distintos espectros ideológicos, como dejaron claro en el acto de lanzamiento, al que acudieron un centenar de personas (el aforo completo del espacio habilitado por la Fundación Calouste Gulbenkian).
«Quiero volver a casa. Quiero volver a los brazos de mi madre». Las notas del compositor y cantante Pedro Abrunhosa han abierto y cerrado el acto dejando un halo de emoción entre los participantes. Y es que, la salida al extranjero de los portugueses mejor formados para buscar empleo ha sido uno de los problemas que ha inspirado la iniciativa. «Es indudable que las actuales políticas de austeridad fuerzan a la emigración, la fuga y el abandono del país de los mejores», recoge el manifiesto, que en los próximos días tendrá sus réplicas en Oporto y Funchal.
Abrunhosa fue precisamente una de las ocho personas que intervinieron para explicar su lectura individual de la iniciativa: «Con nuestro voto y nuestro silencio estamos permitiendo la mediocridad y la impunidad. Seremos juzgados por permitir estas políticas nefastas». El músico centró su discurso en el aspecto cultural: «Las industrias creativas son el 3,3 por ciento del PIB de Portugal, mientras que la media europea es del 2,8 por ciento. La cultura está siendo altamente penalizada en los presupuestos. El pensamiento no gasta petróleo ni recursos hídricos, sino que produce una riqueza enorme».
La escritora Teolinda Gersão recordó que 85 personas tienen tanto dinero como la mitad de la población mundial (3.500 millones) y puso las palabras más duras contra el sistema económico. «El capitalismo salvaje es incompatible con la democracia. El poder político ha colaborado con el económico y ha gobernado para una minoría», critica la novelista, quien ha solicitado un cambio hacia «el conocimiento, el espíritu crítico y la dimensión solidaria», ya que «hemos sido tímidos y timoratos en denunciar las fallas y anomalías».
El físico y catedrático de la Universidad de Coimbra Carlos Fiolhais se ha centrado por su parte en la ciencia y en el esfuerzo hecho en el país luso en los últimos años para formar a personas «capaces de interrogar al mundo», pero que no tienen en Portugal las oportunidades que se merecen: «Las becas son recortadas al tiempo que recortamos las vidas de los jóvenes».
Una «Europa monstruosa»
Otra de las escritoras que ha prestado su cara y su voz en la presentación ha sido Lidia Jorge, quien afirma que el manifiesto «es la primera voz viva con un proyecto para el futuro». Según apunta, Portugal hizo un esfuerzo brutal por ser reconocido tras 40 años de dictadura, y «ahora estamos viviendo un rápido retroceso y una desmantelamiento de las estructuras».
La necesidad de una nueva cultura política, cimentada en la ciencia, la cultura y las artes, fue el tema transversal de las casi dos horas de presentación. A ella recurrió el profesor de la Universidad Abierta João Relvão Caetano, que solicita «hablar de una cultura de esperanza» y que las personas se valoricen. También el escritor y ensayista Miguel Real reivindicó una «cultura de solidaridad y comunitaria» frente al «individualismo que amenaza brutalmente a Portugal».
De una «Europa monstruosa» habló el catedrático de la Universidad de Lisboa Viriato Soromenho Marques, quien criticó la «falsa promesa de la construcción europea, que ha sustituido lo que nos prometió, no ser inmigrantes sino ciudadanos, por un despotismo del mercado y de las instituciones». Marques subrayó que donde hay poder no hay democracia y viceversa, ejemplificándolo con el organigrama europeo: «¿Cuál es la institución más democrática de la UE? El Parlamente Europeo. ¿Cuál es la institución que menos incidencia tiene? El Parlamento Europeo. Si Europa continúa así va hacia su destrucción».
Más allá de las firmas, el manifiesto, surgido en el ámbito de unas tertulias organizadas por el CLEPUL (Centro de Literaturas y Culturas Lusófonas y Europeas de la Universidad de Lisboa), pretende generar debates así como organizar distintos encuentros durante los próximos meses. «Tenemos que canalizar las energías para encontrar en conjunto soluciones a nuestra crisis. Tenemos una responsabilidad con las generaciones futuras y debemos promover el cambio a través de una masa crítica y creativa», inquirió Annabela Rita, una de las promotoras, afirmando que «el país precisa de consensos en materias neurálgicas para su futuro». Por ahora, más de un centenar de personas ya han dado un paso al frente.