El presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha definido en Madrid un panorama europeo que exige decisiones rápidas. Salimos con dificultad de la peor crisis económica y financiera del último siglo, nos enfrentamos al poder de las potencias emergentes y tenemos Estados sumergidos en déficit impensables hace sólo unos años.
El presidente de turno de la UE, José Luis Rodríguez Zapatero, terminó el argumento: saltar estos obstáculos sólo será posible si se refuerza la coordinación económica entre los 27. Y Van Rompuy remató: «es cuestión de supervivencia».
El tercer hombre sobre el estrado, José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión europea, ya ha diseñado la hoja de ruta para los próximos diez años. Se llama estrategia UE2020 y busca una Europa competitiva, digital y verde.
Limitaciones
El equipo de Barroso es consciente de que se parte de un nivel muy bajo pero apuesta por que las limitaciones no frenen el desarrollo, empezando por los previsibles recortes presupuestarios que no deben afectar a lo que la Comisión llama ámbitos de futuro, es decir, la educación y la investigación. Contra la escasez de recursos energéticos, eficiencia, competitividad y políticas inteligentes y respetuosas con el medio ambiente. Ante una población envejecida y un aluvión de inmigrantes, más empleo y sistemas de protección social más modernos. El ejecutivo europeo cree que puede conseguirse remodelando los sistemas de enseñanza y el mercado laboral y, sobre todo, coordinando las políticas de los 27.
Prioridades
El documento propuesto por la Comisión europea parte de que la política de la UE no puede ser la suma de 27 políticas nacionales. Con ese planteamiento ve enormes oportunidades para particulares y empresas con un nuevo modelo económico que debe llevar a Europa a ocupar un liderazgo mundial. La herramienta es el Tratado de Lisboa.
La primera propuesta es crear valor basando el crecimiento en el conocimiento. Se quiere potenciar la calidad de las universidades europeas, favorecer la movilidad de los estudiantes y fomentar la colaboración con las empresas.
Pero la gran apuesta es conseguir un espacio europeo de investigación, dotado de recursos, que incentive a las empresas innovadoras. La economía digital, según la Comisión, será la clave de la recuperación económica y el desarrollo regional. Para eso se necesita un buen sistema de derechos de propiedad intelectual. Bruselas habla de una quinta libertad, la de circulación de conocimientos y tecnología.
El segundo objetivo es evitar la exclusión provocada por la crisis. A nuevos empleos, nuevas capacidades. Incorpora el concepto de flexiguridad o flexiseguridad, flexibilidad en los mercados laborales y seguridad por la protección social, y pide regímenes de seguridad social y pensiones adaptados a la crisis y al envejecimiento de la población.
La tercera pata de este futuro económico es verde. La Comisión propone que la productividad se base en el respeto al medio ambiente. Que eso se aplique a cualquier decisión sobre el transporte y la energía, que la política industrial tenga como principios la sostenibilidad, la innovación y el capital humano. En el capítulo de las infraestructuras se confía en internet y ya está en marcha la iniciativa de que la banda ancha llegue al cien por ciento de los europeos.
Lo primero, salir de la crisis
La propuesta de Barroso augura que los proyectos serán realidad si se fijan estrategias globales que garanticen un crecimiento equilibrado y unas políticas fiscales saneadas, es decir, que se facilite el acceso al crédito y se concrete la supervisión de los mercados financieros.
Con todo, Europa no parte de cero. Se confía en el mercado único y en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que debe reorientarse dando prioridad a la I+D.
Todo un catálogo de buenas intenciones, como lo fue la estrategia de Lisboa en 2000 y, sin embargo, murió sin apenas consecuencias por falta de interés de los Estados miembros. Ahora, la Comisión advierte de los errores aprendidos y pide voluntad política a los gobiernos y participación a los ciudadanos. Su propuesta está ahora en consulta pública. Se pueden enviar sugerencias o críticas a eu2020@ec.europa.eu hasta el 15 de enero. euroXpress