Hablamos con Inmaculada Montalbán, Presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género del CGPJ
Por Bárbara Vidal
Veinticinco mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex parejas en lo que llevamos de 2013. En las últimas semanas, un preocupante repunte de casos dramáticos ha vuelto a remover a una sociedad más sensible y afectada por la crisis económica y con cierto desencanto ante las políticas de género. Le preguntamos sobre estos temas a una de las mayores expertas internacionales en la lucha contra la violencia machista.
euroXpress.- Como jueza desde 1985 y presidenta del Observatorio desde 2008, lleva décadas tratando casos de violencia machista. ¿Qué le viene a la cabeza con cada nuevo suceso?
Inmaculada Montalbán.- Lo primero en lo que pienso es en el sufrimiento que dejan estas muertes, porque es una violencia trágica que afecta no sólo a las mujeres, también a las familias, a los hijos y a la hijas. Es una criminalidad especialmente deleznable.
Todos los años hay momento de acumulación de casos de violencia machista pero lo que nos preocupa es que se mantiene la tendencia de que mayoritariamente no haya denuncia, mayoritariamente no ha habido un acercamiento al sistema policial o judicial. Esto nos lleva a pensar que algo está ocurriendo porque, como demuestran nuestros estudios, la muerte no es algo súbito, inesperado, no es algo repentino. La muerte de una mujer es el resultado de una cadena de maltrato, de una vida sometida que empezó con vejaciones, con humillaciones, que fue elevando el tono hasta provocar ese resultado fatal.
En mi opinión es el momento de abordar con urgencia y seriedad la fase preventiva. ¿Cómo? Con las líneas que ya fijó la Ley integral pero, en primer lugar, a partir de la Educación. Mientras no se aborde la educación en igualdad en resolución pacífica de conflictos, en explicar las bondades y los beneficios que la igualdad da a hombres y mujeres, mientras no se consideren estos temas desde las escuelas, seguirán produciéndose comportamientos machistas entre los adolescentes y se verán como normales. Además, hay que potenciar la prevención y asegurar los sistemas asistenciales para que aquellas mujeres que tienen dudas sobre si denunciar o no, puedan acceder a esos recursos y ser informadas de sus derechos y de toda la maquinaria que se pone en marcha con la denuncia, incluso ser ayudadas psicológicamente y fortalecerlas para que en su momento presenten la denuncia.
eXp.- Pero la realidad es que en el último año el número de denuncias ha vuelto a bajar un 4%. ¿Qué está fallando?¿El empobrecimiento de la mujer a raíz de la crisis económica está afectando a la visibilidad de la violencia?
IM.- El miedo de la mujer a denunciar o la decisión de retrasar la denuncia tiene diversas causas y depende de varios factores. Puede ser la dependencia emocional, la dependencia psicológica, presión familiar, la presión social pero también la dependencia económica. Y éste siempre ha sido un factor que ha determinado que las mujeres no denuncien. Un caso tipo es el del matrimonio en el que sólo él trabaja y ella por miedo a perder ese colchón económico y no tener con qué mantener a sus hijos y su vivienda, decide permanecer en el círculo de la violencia. En algunas ocasiones se han dado casos de mujeres que esperan a que sus hijos sean mayores de edad para luego ellas denunciar o pedir la separación. Es más, llegué a ver un caso en el que la mujer pagaba la multa por agresiones de su marido porque él no quería pagar y, como compartían la casa en gananciales, tenía miedo a que se la embargasen.
Este factor, en una época de crisis económica, se agrava porque a la dependencia económica se unen las dudas sobre la estabilidad laboral del marido, sus propias posibilidades de encontrar trabajo y, no nos olvidemos, también influyen los mensajes sociales de recortes económicos. Cuando las mujeres oyen continuamente hablar de recortes asistenciales y recortes sociales, se multiplica su miedo y piensan que si dan el paso y denuncian no van a tener ayuda. Por eso es tan importante que se mantengan las redes de apoyo de las mujeres.
En los 5 años que identificamos como de crisis económica, de 2008 a 2012, sí que ha habido un descenso de casi un 10% en las denuncias. En 2011, en el CGPJ identificamos también un descenso del 2,5% en las separaciones y divorcios, ¿qué quiere decir? Que ante una situación de incertidumbre económica e inestabilidad en el empleo, pues hay muchas mujeres que deciden aguantar y esperar a una mejor ocasión.
eXp.- ¿Se nota en la sociedad cierto desencanto, cierta sensación de fracaso de las políticas de género y contra la violencia machista?
IM.- La sociedad tiene que tener noticias de las muertes de mujeres porque es un tema que atenta contra las bases de la Democracia; pero también hay muchas mujeres que logran salir de la espiral de la violencia, son casos que nos reconfortan y que hay que promocionar más porque ayudan a otras mujeres.
No estamos fracasando en ningún caso. Puede que la Ley Integral fuera mal entendida o mal presentada y además, no puede cambiar la mentalidad de una sociedad de un día para otro. Una mentalidad que es el motivo de este tipo de muertes y que dice «si tu eres mía, yo puedo disponer de tu vida, yo te la puedo quitar», es una mentalidad de dominio y es la causa de la violencia. La Ley Integral es una Ley de largo recorrido y medidas, las más importantes, como son las referidas a educación, medios de comunicación y ayudas económicas, legales y asistenciales a las mujeres son el pulmón y el motor de la Ley, hay que dejar que se vayan desarrollando e implantando pero, eso sí, hay que implantarlas.
Destaco esto porque tenemos un ejemplo clave en la Educación en Igualdad. Desde el Observatorio venimos pidiendo la implantación inmediata de este tema en los colegios y, sin embrago, todavía no sabemos si la nueva Ley de Mejora de la Calidad Educativa va a incluir contenidos curriculares relativos a la igualdad, explicaciones sobre la raíz de la violencia de género, sus causas, y explicar los beneficios de la igualdad.
Cada noticia de una muerte nos baja la moral, pero no podemos permitir que nos haga bajar la guardia en cuanto al esfuerzo de seguir trabajando para que las mujeres consigan liberarse de este yugo. La sociedad española debería saber que somos un referente internacional en el abordaje de este problema. Nuestro reto es que, a pesar de las circunstancias, se mantengan las estructuras y las campañas de prevención.
eXp.- Además de menos denuncias, los informes del Observatorio también reflejan una disminución de las órdenes de protección por parte de los Juzgados, ¿a qué responde esto?
IM.- Si no hay denuncias, si no se acude al sistema judicial no se puede activar el sistema de protección y ya hemos mencionado la cantidad de factores que pueden llevar a una mujer a no denunciar. Dicho esto, en las estadísticas hemos comprobado que en los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, el 70% de los casos termina con sentencia condenatoria.
El sistema judicial, hoy por hoy, da un respuesta ágil y eficaz y en 72 horas se está decidiendo sobre las necesidades y peticiones de las mujeres. Pero es susceptible de mejorar, por supuesto, en materia de coordinación, celeridad, pero sobre todo en la especialización de los Juzgados Penales, el escalón intermedio que es el que inicia el caso con penas de hasta 5 años de prisión y en donde no hemos podido completar la especialización a causa de la crisis económica que no ha permitido que se creen nuevos juzgados y más plazas de jueces. Por otro lado, creemos que es interesante lo que se llama la Comarcalización o Agrupación de Partidos que, con independencia del lugar en el que viva la mujer, apartada de la ciudad, en una aldea, pueda ser atendida por servicios especializados, un modelo parecido al sanitario donde tienes el hospital con los profesionales de cabecera pero también tienes centros de asistencia primaria.
Inevitablemente tenemos que ir hacia ese modelo de especialización porque, hoy día, uno de los problemas es que los juzgados que llamamos compatibles, los que tratan no sólo violencia sino asuntos ordinarios, desahucios, impagos,.. no pueden atender bien los casos de violencia porque no se puede interrumpir o suspender un juicio contra un moroso cuando entra una mujer agredida solicitando una orden de protección. ¿Qué hace el juez? ¿Dejar esperando a la mujer, a sus hijos?... es difícil y por eso hay que fomentar la especialización.
España, vuelvo a insistir, es un referente europeo. En un informe del Parlamento de marzo de 2011 se mencionaban los informes del Observatorio como un ejemplo de buenas prácticas porque hacemos la biografía judicial de las mujeres que han muerto a pesar de haber denunciado, para extraer conclusiones. Una labor que se encuentra en muy pocos países.
eXp.- ¿Cómo valoráis medidas como el teléfono contra el maltrato o la nueva aplicación móvil que ha anunciado la ministra Ana Mato para que las mujeres puedan pedir ayuda y asesoramiento?¿Funcionan?
IM.- Todas las medidas ayudan y hay muchas mujeres que ante la incertidumbre de no saber adónde acudir, no conocer ningún abogado ni dónde están los recursos asistenciales, llaman al teléfono contra el maltrato. Son instrumentos necesarios y hay que mantenerlos porque ayudan a enfocar un proceso que, no nos olvidemos, es muy complejo y muy cambiante.
Complejo porque se produce normalmente dentro del domicilio, sin terceros testigos y con dificultad de prueba. Y cambiante porque en los últimos años hemos asistido a una evolución del perfil de la mujer, ahora hay mujeres de muchas culturas en las casas de acogida. España ha recibido a muchos colectivos que tienen su propia cultura y que al insertarse en nuestra sociedad han sufrido un choque cultural y se han producido momentos de crisis y riesgo de violencia. Esas medidas, como el teléfono, nos permiten ir adaptándonos y conociendo los nuevos escenarios.
No hay medidas definitivas porque la realidad de la violencia no es única. La violencia de género no ocurre sólo en el ámbito de la pareja, todos lo sabemos, comprende la violencia contra las mujeres en general, hablamos de violaciones, prácticas culturales que atentan contra la dignidad de la mujer, como usarlas como trofeos de guerra, hablamos de mutilación del clítoris, hablamos de matrimonios concertados... Hay que abrir la perspectiva y no podemos pensar en encontrar una medida maestra, habrá que seguir trabajando contra la violencia muchísimos años.
eXp.- ¿Qué novedades aparecen en la Estrategia Nacional contra la violencia de Género que tiene prevista el Gobierno?
IM.- Para el Observatorio la estrategia es buena en cuanto que sigue implementando y desarrollando la Ley Integral que ya tenemos. En el borrador se habla de que los maltratadores que hayan cumplido condena, según el caso, tendrán libertad vigilada hasta cinco años después de su salida de prisión. Esa medida ya estaba contemplada en el anteproyecto del Código Penal que elaboró el Ministerio de Justicia en su momento y nosotros la valoramos más que positivamente.
También se habla de crear un Registro de Malos Tratos Infantiles para tener conocimiento de los menores víctimas de la violencia de género y de los huérfanos y huérfanas que deja la violencia de género, por cierto, unos 24 en lo que llevamos de año. Es interesante atender a este hecho ya que estamos asistiendo a un recrudecimiento de la violencia de género porque el agresor decide utilizar a los hijos contra la madre, sabiendo que ella más que perder la vida teme perder a sus hijos o que les ocurra algo a ellos.
eXp.- Los últimos casos de violencia conocidos en nuestro país han provocado una oleada de críticas al Gobierno por parte de la oposición y de organizaciones de mujeres que hablan de «pasividad ante el problema» y denuncian los recortes que pueden estar sufriendo las políticas de género. ¿Son reales esos recortes?
IM.- La crisis económica no puede ni debe afectar a los recursos asistenciales para las víctimas de violencia de género porque de ello va a depender que salgan o no del círculo de la violencia y, efectivamente, en general las administraciones tienen voluntad de preservar la red de asistencia a las mujeres. Si que se ha detectado en ciertas comunidades que los servicios de atención a las víctimas han reducido su jornada, han reducido personal y también se tienen noticias del cierre de Puntos de Encuentro familiar y de reducciones en las becas de comedor lo que se entiende como una presión añadida para las madres y, más aún, para las que viven una situación de maltrato.
Lo que tememos desde el Observatorio es que se note de alguna manera el recorte de entre el 18% y el 21% que ha sufrido este año la partida económica destinada a Campañas de Prevención y Sensibilización, una parte esencial para la visibilidad del problema y la concienciación de la sociedad.
eXp.- En Europa mueren unas 7 mujeres cada día y entre el 20% y el 25% de las europeas aseguran haber sufrido violencia en alguna ocasión. ¿Cómo está el problema fuera de nuestra fronteras?
IM.- Europa tiene pendiente hacer una unificación de criterios estadísticos y una serie de estudios para evaluar la situación en aquellos países que todavía no conocen la envergadura del problema. España, a diferencia de otros países, cuenta las muertes que ocurren y no sólo las cuenta por hacer estadísticas, si no que se hace su biografía judicial, se une a la macro-encuesta que se hace cada año por el Ministerio de Sanidad y a los datos de denuncias y consultas al sistema judicial, lo que nos permite conocer la magnitud del problema. España es uno de los países que más conoce y que más datos tiene sobre violencia de género, mientras que otros países ni siquiera valoran este problema dentro de la agenda pública, no lo consideran un problema de derechos humanos, no lo consideran una prioridad política, lo consideran algo propio del marco privado, de la esfera doméstica de la familia, y todavía funcionan los mitos de que los causantes de la violencia son las drogas, el alcohol o los trastornos mentales.
Los estudios hechos en España concluyen que ni las drogas, ni el alcohol, ni un trastorno son la causa última de la violencia. Nuestros Tribunales aprecian estas circunstancias en un porcentaje muy escaso de los casos, así que el problema es cultural. España ha hecho una labor de diagnóstico y ha articulado un engranaje de asistencia muy potente que no tienen la mayoría de países de nuestro entorno. Europa tendría todavía mucho que hacer y podría empezar intentando establecer unos criterios para recoger y unificar datos de todos los países. Lo importante sería tener una política unificada para toda Europa.
eXp.- Una sociedad machista está formada por hombres con actitudes machistas pero también por muchas mujeres que perpetúan conductas machistas. Antes hablaba de la Educación en Igualad y parece ardua la tarea de cambiar costumbres, prejuicios y maneras asumidas generación tras generación, ¿por dónde se empieza?
IM.- La Ley Integral ya contempla que en los Consejos escolares haya asesores en igualdad, personas especialmente formadas para identificar comportamientos sexistas. Ya hay profesores y profesoras más formados para prestar atención al lenguaje sexista, para detectar comportamientos machistas y son muy importantes las campañas de prevención que se hacen en los institutos.
Aparte de la escuela hay un canal de transmisión de los comportamientos machistas que no podemos olvidar y son los medios de comunicación e Internet y con esto hay que hacer algo de forma urgente. Gran parte de la formación de nuestros hijos e hijas la reciben de la televisión y de Internet y todavía vemos que siguen teniendo éxito los programas que reproducen roles anticuados en los que la mujer es la sumisa, la que no tiene ni autoridad ni ambiciones, la que sólo se preocupa por su aspecto físico y el que manda, ordena y tiene la capacidad de decidir es el hombre. Son canales por los que de manera subliminal se difunden los roles antiguos. Hay que actuar desde todos los canales, la familia, los medios, las escuelas, porque de lo contrario no funcionarán los discursos formales tampoco.
eXp.- Con cada nuevo caso que aparece en los medios de comunicación se abre el eterno debate de si ésa información es o no contraproducente y provoca el llamado «efecto imitación» entre los agresores. ¿Cómo lo ve el Observatorio?
IM.- Los medios de comunicación tuvieron un papel decisivo en los años 90 para que la violencia de género pasara del ámbito privado a la opinión pública, para que se hiciera visible. Los medios de comunicación tienen la obligación de informar sobre los ataques a la dignidad humana que se producen dentro de un país y la sociedad tiene derecho a conocerlo. Pero la información tiene que ser rigurosa y explicar las causas últimas de la violencia, huyendo de justificaciones como argumentar ataques de celos o que fuera un crimen pasional. Fundamentalmente, esto se puede conseguir formando a los profesionales que trabajan en los medios y durante años se ha trabajado en protocolos y guías para periodistas a la hora de trabajar en estos temas.
El camino debe de ir por aquí, evitar las informaciones morbosas, las justificaciones de la violencia, matices inapreciables para algunos pero determinantes para saber que lo importante es que han asesinado a una persona. Y, por supuesto, y esta debería ser la tendencia a partir de ahora, hay poner en valor a las mujeres que han conseguido salir de la violencia y a todos los hombres que están ayudando en esta tarea. Porque no se trata de enfrentar a hombre y mujeres sino de aunar esfuerzos para conseguir una sociedad más justa y más equitativa. La sociedad más feliz es la sociedad igualitaria.