Hablamos con Joaquín López Sánchez, Experto en derecho humanitario internacional de Cruz Roja
En 1859 las tropas francesas y piamontesas derrotaron a los austríacos en Solferino, en el Lago de Garda. La batalla fue un baño de sangre. «El sol del 25 de junio iluminó uno de los espectáculos más espantosos que pueda ofrecer la imaginación», anotaba Henry Dunant. Horrorizado, 4 años después fundaba la Cruz Roja Internacional, que ha ido evolucionando paralelamente con el derecho humanitario
Se cumplen 150 años desde que Henri Dunant y cuatro ciudadanos suizos fundaran el Comité Internacional de la Cruz Roja. Uno de sus primeros objetivos era atender a los soldados heridos. «Un enemigo caído ya no es un enemigo, un soldado herido pierde su nacionalidad», dice uno de los principios básicos de la Cruz Roja.
Joaquín López.- El derecho humanitario y la Cruz Roja nacieron al mismo tiempo, y con los mismos objetivos: proteger a las víctimas de los conflictos. Cruz Roja nació de la miseria de la guerra, para intentar mitigar el sufrimiento humano que generan los conflictos armados. Esta relación tan estrecha entre Cruz Roja y estas normas jurídicas se ven claramente en la evolución del Derecho Humanitario. Detrás de cada Tratado hay que destacar el papel promotor de esta organización.
eXp.- En la batalla de Solferino murieron 40.000 soldados y 1 sólo civil. En Siria, por ejemplo se habla de casi 90.000 victimas civiles. ¿qué es lo que más ha cambiado en la guerra?
J.L.- Las guerras del s. XIX eran guerras que se libraban entre ejércitos regulares, en zonas abiertas, donde a penas había victimas civiles. El 95% de las víctimas de esos conflictos eran militares, sólo había un 5% de civiles. Esta situación se ha invertido a lo largo del siglo XX. En la Primera Guerra Mundial, el porcentaje de víctimas civiles ya alcanzó en torno al 25 por ciento, se llegó al 65 por ciento en la II Guerra Mundial, y actualmente, por desgracia, el 95% de las víctimas son civiles.
eXp.- ¿Qué ha ocurrido para que se invierta esta proporción?
J.L.- Ha cambiado radicalmente el modelo de conflicto. La mayor parte de los conflictos actuales son enfrentamientos armados internos, no internacionales. No se libra entre ejércitos regulares, sino entre un ejército y otros actores armados no estatales, o entre estos entre sí, en los que la diferencia entre los combatientes y los civiles es cada vez más difusa. Eso tiene una clara consecuencia, es muy complicado aplicar el principio básico en que se asienta el derecho humanitario: el Principio de Distinción. Es decir, sólo se pueden atacar objetivos militares. Ni las personas civiles, ni los bienes civiles pueden ser atacados, son víctimas de los conflictos y por tanto merecen protección. En otras ocasiones, el objetivo bélico es la propia población civil. Lo hemos visto en muchos conflictos, incluso en Europa, en los Balcanes. Otro factor que contribuye a la inversión de la proporción de víctimas es el fenómeno cada vez más frecuente de ver a personas civiles que participan directamente en las hostilidades; cuando esto ocurre, estas personas pierden su protección, pero además, se causa un daño terrible al conjunto de la población civil que no comete estos actos de perfidia.
eXp.- Y cada vez estos conflictos se eternizan más
J.L.- Estamos acostumbrados a que exista una declaración de guerra y un cese formal de las hostilidades. Actualmente y en la mayoría de los casos, ni existe la declaración formal de guerra ni tampoco de paz. Las hostilidades van decreciendo paulatinamente, pero sin que se resuelva la situación de fondo. Cuando un conflicto se cierra en falso es muy probable que se vuelva a abrir. Sobre todo cuando se producen violaciones masivas de los derechos de las víctimas, auténticas atrocidades. Ese odio, que permanece en la población, pasa de generación en generación, y hace que los conflictos rebroten, justamente las violaciones del derecho humanitario es uno de los factores que contribuyen a que el odio y el resentimiento permanezca en las poblaciones durante decenios.
eXp.- Por lo que vemos, no sólo han evolucionado las guerras, si no también el tipo de armamento que se utiliza. Ahora ya hablamos de la utilización de drones como nueva arma de guerra.
J.L.- Han evolucionado los conflictos, han evolucionado las tácticas militares, han evolucionado las armas, hemos pasado de las armas clásicas, a los drones o vuelos no tripulados, a las mal llamadas armas no letales y al fenómeno de la ciberguerra. Me gustaría dejar claro que desde el punto de vista del derecho internacional no existe ningún vacío legal, en relación con estas nuevas armas, aunque sí, pueden existir enormes dificultades para conocer la autoría de quienes las manipulan, y por tanto, para la exigencia de responsabilidad penal, cuando proceda. Como ejemplo de algunas de estas nuevas categorías de armas, habría que citar el llamado "microondas", utilizado en Afganistán, que es una especie de «paellera» que emite unas ondas en un radio de acción determinado que, de manera indiscriminada penetran en la piel de las personas que se encuentran en dicho radio de acción, hasta llegar a las terminaciones nerviosas, causando enormes sufrimientos, una sensación de quemazón. No mata, pero.....
eXp.- ¿Y qué hace la Cruz Roja Internacional en ese campo?
Uno de los papales fundamentales de Cruz Roja no es solo la asistencia sobre el terreno a las víctimas, sino también la promoción de estas normas humanitarias. Los Tratados Internacionales lo aprueben los estados pero antes de que se reúnan en una conferencia diplomática, se reúnen con nosotros. Tenemos un mecanismo de diplomacia humanitaria, la Conferencia Internacional, que es donde nos reunimos con los 194 estados que han ratificado los Convenios de Ginebra y donde mostramos nuestra preocupación a los estados por las cuestiones humanitarias y debatimos con ellos propuestas para la resolución de los nuevos desafíos que van apareciendo en el ámbito humanitario. Luego los estados son soberanos y en una Conferencia Diplomática aprueban o no los Tratados, pero este proceso de diplomacia humanitaria previo se lleva a cabo desde hace muchos años y ha dado y esta dando importantes frutos. Así se han aprobado los Tratados sobre las municiones en racimo en 2008, la prohibición de minas antipersona, o el uso de armas químicas o armas biológicas y otros tantos....
Hay que añadir también que si en el ámbito nacional, según el Fiscal General del Estado, el 30 por ciento de los delitos quedan impunes, porque no se localiza a los autores o bien porque no se puede probar la autoría. En el ámbito internacional las dificultades son mucho mayores, porque no hay una estructura similar a la de un Estado (sistema policial, sistema penitenciario, sometimiento a los Tribunales, etc..). Las dificultades para exigir el cumplimiento del derecho y para castigar a quienes violan las normas humanitarias son mucho mayores.
eXp.- Pero parece que nadie respeta el derecho humanitario
J. L.- Está claro que el derecho «per se», si no tiene mecanismos de aplicación es ineficaz. Es un conjunto de principios morales que no constituye realmente un cuerpo normativo. Por ello es tan importante que quienes han de aplicar estas normas, los militares y los grupos armados no estatales, las conozcan y reciban la debida formación. Además, es de fundamental importancia que exista un mecanismo penal que sirva para eliminar los enormes espacios de impunidad que a veces se producen. Por supuesto que se comenten muchas violaciones, pero también es cierto que en los últimos años también se han producido importantes avances en el ámbito penal. Tanto a nivel Internacional, con la constitución de la Corte Penal Internacional, como en el ámbito del derecho penal interno. En este sentido, nos tenemos que felicitar de "estar al día" en nuestro código penal. A propuesta de Cruz Roja, nuestro código penal tipifica los crímenes de guerra, esto ha sido un proceso largo promovido por Cruz Roja y que ha culminado en las reformas del código penal español de los años 1995, 2003 y 2010. Sólo si los crímenes de guerra están recogidos en nuestro derecho interno, los Tribunales de Justicia españoles podrán perseguir a los criminales.
eXp.- ¿Qué mecanismo se necesita para controlar a los Estados?
En los últimos años se han producido importantes avances en algo necesario para que el derecho internacional sea eficaz. Es la represión penal de los criminales de guerra, de quienes cometen crímenes en los conflictos armados. Se evoluciona lentamente, pero es muy importante el hecho de que exista un Tribunal Penal Internacional que tiene competencia para juzgar a estas personas que cometen unos crímenes atroces contra la humanidad y además, se reducen los espacios de impunidad.
En este sentido, los estados también tienen mucho que hacer. Porque en el ámbito de los crímenes de guerra, opera el principio de jurisdicción universal, de tal manera que al considerar estos crímenes como un delito tan sumamente grave, se entiende que toda la comunidad internacional está legitimada para perseguirlos y para ello es fundamental que los estados incorporen a sus códigos penales estos crímenes, que los tipifiquen como delitos. En España, a propuesta de Cruz Roja, se han hecho tres modificaciones en la legislación sobre delitos en materia de crímenes de guerra. La última en el 2010.
No hay que olvidar que se va avanzando en la represión penal, a través de tribunales nacionales o internacionales, creados «ad hoc», como el de Sierra Leona, Ruanda, el de la Antigua Yugoslavia, Timor Oriental y otros.
eXp.- ¿Qué es lo más difícil para el derecho internacional en estos momentos?
Una de las cuestiones que más preocupa a Cruz Roja es esa tipología de conflicto en el que los civiles participan directamente en las hostilidades. Eso hace que la población civil en su conjunto pueda perder su protección. El hecho de no poder diferenciar el que combate del que no combate, es un problema enorme. Otra preocupación, cada vez más frecuente, son los ataques al personal humanitario, asesinatos y secuestros. Es un problema importantísimo, primero para la seguridad de los propios trabajadores humanitarios o voluntarios, y segundo porque afecta a la población civil que tiene que recibir su atención. Por citar un ejemplo; recientemente han sido asesinados en Siria cuatro miembros de la Media Luna Roja del país.
- Uno de los principios del Comité Internacional de la Cruz Roja es su neutralidad
La neutralidad es uno de los principios fundamentales que orientan la actividad de Cruz Roja. Neutralidad es no tomar partido ni posicionarse con ninguna de las partes en un conflicto. Es una herramienta que está al servicio de la protección y asistencia a las víctimas y todas las víctimas, sean del bando que sean, tienen idénticos derechos. Es el principio que nos abre las puertas a los lugares de detención y a las zonas de combate. Humanidad, Imparcialidad y Neutralidad, principios definidos y presentes históricamente en nuestra organización, fueron declarados y reconocidos por la Asamblea General de Naciones Unidas (Resolución 46/182) como inherentes a la acción humanitaria, de manera que lo que no se haga por motivos estrictamente humanitarios, de manera imparcial y neutral, no debería llevar el apellido "humanitario". Hay distintas formas de ayudar a las víctimas, Cruz Roja ha elegido el camino de la presencia directa, de la protección y asistencia en el terreno, en los lugares donde éstas precisan más ayuda. Otras organizaciones utilizan la vía de la denuncia pública. Una actividad importante que complementa a la asistencia directa. Tales actividades son incompatibles en una misma organización, pero complementarias cuando se llevan a cabo por distintas organizaciones.Galardonada con 4 premios Nobel de la Paz, la Cruz Roja y la Media Luna roja se enfrentan ahora a otros retos, como las guerras en estados desestructurados, los conflictos internos sin resolver o el uso de nuevos tipos de armamento.