Francia e Italia se han metido en un callejón de difícil salida provocado por la llegada masiva de inmigrantes tunecinos a la isla de Lampedusa, la mayoría con el objetivo de entrar en Francia. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha terciado hoy en el asunto. Confía en que los dos países fundadores de la UE y modélicos en términos de apertura y valores, resuelvan sus diferencias «salvaguardando Schengen.»
El ministro italiano de Interior, Roberto Maroni, amenazó este miércoles con suspender el acuerdo que permite la libre circulación de personas por la Unión Europea, si los Estados miembros no dejan entrar en su territorio a los inmigrantes tunecinos a los que Italia ha concedido permiso de residencia temporal. Suspender Schengen significaría el fin de la UE, sentenció Maroni.
Barroso considera que «las reglas Schengen nos dan respuestas y, con una buena cooperación y diálogo entre los socios europeos y las instituciones, se pueden encontrar soluciones prácticas». El jefe del ejecutivo comunitario se ha entrevistado con el primer ministro francés, François Fillon, quien ha reiterado que «no existe ninguna ley que prevea la acogida y libre circulación de inmigrantes económicos clandestinos».
El gobierno italiano considera que Europa los ha dejado solos ante lo que se está denominando invasión de inmigrantes y Francia argumenta que hace más esfuerzos que Italia en concesión de derecho de asilo. «Quiero simplemente subrayar que Francia es el segundo país en el mundo en materia de asilo detrás de Estados Unidos, o sea más de 50.000 personas que cada año piden asilo en Francia, y 10.000 en Italia». El jefe del gobierno francés dice que su país quiere ser solidario con Italia pero también que se apliquen las normas.
Todos apuestan por una solución que pase por repatriar a los inmigrantes y ese fue el mensaje de Barroso en su viaje a Túnez, que las nuevas autoridades del país acepten el regreso de sus compatriotas que han huido a Europa tras la caída del régimen. La UE está dispuesta a aumentar la ayuda económica a Túnez y hoy François Fillon ha apoyado la medida.
Barroso ha advertido hoy de que el debate sobre la crisis migratoria pueda ser aprovechado por fuerzas populistas o extremistas.