Setenta y tres países respaldaron formalmente el lunes 22 la fijación de un precio internacional a las emisiones de dióxido de carbono, entre ellos China, Rusia y la Unión Europea, con las importantes ausencias de Estados Unidos e India.
En conjunto, estos países representan más de la mitad de todas las emisiones de gases de efecto invernadero, según el Banco Mundial, que divulgó el lunes 22 su apoyo al precio mundial del carbono. Entre los demás países que brindaron su respaldo a la iniciativa figuran Filipinas, Indonesia, México y Sudáfrica.
Los 73 países comprometidos con la medida reúnen a la mitad de la población y al 52 por ciento del producto interior bruto del mundo.
La institución multilateral también anunció que más de un millar de empresas e inversores han firmado recientemente varias declaraciones en las que instan a las autoridades a tomar medidas para fijar el precio mundial.
Los datos provienen de más de 100 líderes de gobiernos que participaron en Nueva York en la cumbre de la Organización de las Naciones Unidas donde los gobiernos y el sector privado anunciaron nuevos compromisos relacionados con el clima.
«Hoy vemos un impulso real», dijo el lunes el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim. «Los gobiernos que representan a casi la mitad de la población mundial y al 52 por ciento del PIB del planeta apoyaron la fijación de precios del carbono como una solución necesaria, aunque insuficiente, para el cambio climático y un paso en el camino al crecimiento bajo en carbono», añadió.
Existen varias formas de imponer un precio financiero al carbono, como un impuesto o un sistema de comercio, y sus defensores aseguran que generarían incentivos económicos para reducir las emisiones e impulsar el desarrollo de las energías renovables. Los ingresos resultantes se podrían usar para financiar los esfuerzos de adaptación y mitigación, añaden.
Aun así, se responsabiliza a los precios del carbono de elevar los costes de artículos cotidianos, como los alimentos. Un impuesto mal estructurado podría perjudicar a la población pobre, en primer lugar.
El nuevo respaldo se basa en una declaración pública de apoyo a los precios del carbono que el Banco Mundial publicó en junio. En ese momento se habían aplicado 40 impuestos y planes de comercio nacionales y más de 20 subnacionales con respecto al carbono, lo que representa más del 20 por ciento de las emisiones mundiales.
Kim también anunció una alianza público-privada, la Coalición de Liderazgo en los Precios del Carbono, que comenzará a reunirse para acordar soluciones antes de las negociaciones que se realizarán en 2015 en París. Allí, se espera que la comunidad mundial acuerde un nuevo marco de respuesta al cambio climático.
«De expandirse a esta escala y luego mundialmente, los precios del carbono tienen el potencial de reducir las emisiones de tal manera que apoyen la energía limpia y el crecimiento de bajo carbono, a la vez que da a las empresas la flexibilidad para innovar y encontrar las opciones más eficientes», señala el Banco Mundial.
La energía inversora
Los gobiernos se reúnen desde hace décadas para discutir el cambio climático, y actualmente hay un consenso casi universal de que las medidas adoptadas no fueron proporcionales a la amenaza.
Los planes con base en el mercado, como la fijación de precios del carbono, solo ofrecerían una solución parcial. Sin embargo, la nueva lista de Banco Mundial no incluye a algunos de los protagonistas, como Estados Unidos e India.
Pero la fase actual en el debate climático se distingue porque cuenta con respaldo empresarial a algún tipo de acción mundial sobre el cambio climático, sobre todo para el precio del carbono. Solo en los últimos días, empresas multinacionales y algunos de los mayores inversores institucionales del mundo realizaron una serie de importantes llamamientos a la acción.
«El apoyo de la comunidad inversora a los precios del carbono es mayor que nunca», asegura Stephanie Pfeifer, directora del Grupo de Inversores Institucionales sobre el Cambio Climático (IIGCC).
«El cambio climático pone las inversiones y los ahorros de millones de personas en peligro. Los inversores apoyan una acción ambiciosa... y un precio del carbono fuerte para reducir estos riesgos y desbloquear el capital para las inversiones bajas en carbono», nos explica.
El IIGCC tuvo que ver con la redacción de una importante declaración de los inversores internacionales en materia de cambio climático. La versión más reciente, en la que participaron cerca de 350 signatarias que representan a unos 24 billones de dólares en activos, apoyó la fijación de precios del carbono, un respaldo mayor a la energía renovable y la eficiencia, y la eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles.
«Los inversores están dispuestos y son capaces de invertir en energía de bajo carbono», dice Pfeifer. «Si los gobiernos aplican buenas políticas y fijan los precios del carbono, los inversores pueden ayudar a financiar la transición a una economía baja en carbono», añade.
El medioambiente y la economía
El interés reciente en torno al cambio climático por parte de las empresas y los inversores indica que hay una comprensión más profunda de las amenazas que implican las cuestiones climáticas y que trascienden al medioambiente.
Cada vez más, las empresas tienen que explicarle a sus accionistas cómo el cambio climático y el régimen jurídico derivado podrían repercutir en sus finanzas.
Este mes, un estudio concluyó que muchas de las mayores compañías del mundo, como la petrolera Exxon Mobil y la empresa de servicios financieros Goldman Sachs, están incorporando precios del carbono internos a su planificación financiera y gestión de riesgos.
«Las grandes empresas no solo reconocen los riesgos y oportunidades regulatorias relacionados con el clima, sino que también planifican en forma activa para ello y están superando a sus gobiernos en cuanto a pensar en el futuro», según el informe.
Algunos partidarios de la fijación de precios dicen que este compromiso del sector privado podría proporcionar una energía clave para las negociaciones climáticas previstas para París en 2015.
«Estos son cambios grandes e importantes, muy distintos a cualquier otro momento que pueda recordar. El nivel de interés por parte del sector privado es radicalmente diferente de lo que era hace cinco años», dice Mindy Lubber, presidenta de Ceres, una alianza de inversores de Estados Unidos, con quien hablamos.
«No hace falta decir que el hecho de que los líderes financieros y empresariales llamen a la acción modifica el debate. La discusión pasa del medioambiente contra la economía a ser una discusión sobre ambos», añade.