Se calcula que en la actualidad 70 millones de niñas y mujeres han sido sometidas a la mutilación/ablación genital femenina en África. Además, las cifras están aumentando en Europa, Australia, Canadá y Estados Unidos, principalmente entre los inmigrante procedentes de África y Asia sudoccidental. En España unas 17.000 niñas están en riesgo de ser sometidas a la mutilación genital.
El Parlamento Europeo reunido hoy en sesión plenaria en Estrasburgo ha votado sobre la eliminación de la Mutilación Genital Femenina (MGF). Hoy es el Día Mundial contra la erradicación de esta práctica que han sufrido más de 500.000 mujeres y niñas en Europa, una cifra que aumenta hasta los 120 millones en todo el mundo.
Con 274 votos a favor, la Eurocámara pretende así luchar contra la ablación. Según la organización World Vision, una mujer sufre una mutilación genital cada seis minutos en el mundo. El 98% de las mujeres en Mali ha sufrido esta práctica, y entre el 6 y el 20 % en Senegal. Sin embargo, la Eurocámara ha querido hoy hacer especial hincapié en que el problema no sólo se concentra en África, también en las fronteras europeas.
La eurodiputada Iratxe García Pérez ( S&D, de España) ha declarada que la MGF es «una infracción de los derechos fundamentales de las personas». De este modo, ha añadido que según algunos estudios, alrededor de «17.000 niñas se encuentran en riesgo de sufrir la Mutilación Genital Femenina en España». Asimismo, ha alabado el papel de la Comisión Europea en materia de lucha contra la represión de las mujeres, como por ejemplo el Plan estratégico contra la ablación, impulsado a finales de 2013. El ejecutivo comunitario distribuyó 2,3 millones de euros a proyectos específicamente destinados contra esta práctica.
García Pérez ha señalado que «hay que pasar a la acción para favorecer la prevención y erradicación» de la MGF, así como la formación de profesionales médicos que deben enfrentarse a mujeres que han sufrido la ablación.
En este sentido también se ha posicionado Raúl Romeva (Verdes/Alianza Libre Europea, de España) quien considera que hay que luchar por la «prevención y trabajar para y con las comunidades», así como «la formación de los profesionales». Sin embargo, ha añadido que la persecución y penalización de la MGF no deberían estar ligados, ya que provoca consecuencias negativas para las niñas que sufren no sólo el trauma de la ablación, sino también el riesgo de perder a su familia por dictamen de un juez. Romeva ha declarado que la persecución no implica que se acabe con esta práctica.
El momento más tenso del debate se ha producido por unas declaraciones de Claudio Morganti (Europa de la Libertad y de la Democracia, de Italia) de tinte xenófobo. El eurodiputado ha declarado que la MGF es «una práctica arcaica e inadmisible», pero que con «una estrategia europea no conseguiremos erradicarla», ya que considera que la ablación es intrínseca a algunas religiones como el Islam, porque «nosotros somos diferentes de los otros».
Las palabras de Morganti han provocado un rechazo en la Eurocámara y que algunos parlamentarios, como Paul Murphy ( Izquierda Unitaria Europea, de Irlanda) las hayan criticado. «No me sorprende, pero me parece horrible» que Morganti utilice «la MGF como instrumento para apoyar un argumento racista». Murphy ha añadido que la ablación no tiene que ver «con la cultura ni la religión, sino que es un instrumento contra las mujeres». Y ha puesto cifras: «alrededor de 20.000 mujeres huyen de sus países de origen por temor a la MGF».