Copenhague: La Cumbre de nunca acabar

Un acuerdo no vinculante entre países ricos y fuertes economías en desarrollo es lo más que se ha alcanzado en esta Cumbre de Copenhague que debía ser la definitiva para el clima.

Todas las partes admitieron que el acuerdo es insuficiente, entre otras cosas porque no es un acuerdo de la ONU, solamente se han adherido a él unas pocas naciones.

Habría que hablar de punto muerto y esperar al año próximo en México para ver si están más dispuestos a hacer algo para frenar el cambio climático o si la dura realidad ha convencido a los mandatarios para entonces de que deben hacerlo.

Obama habla desde una pantalla, periodistas le escuchan
Sala de prensa, esta noche/Foto:CE

El presidente estadounidense fue el forjador del pacto con las potencias emergentes, India, China Brasil y África del Sur, en la rueda de prensa posterior dijo que queda «mucho por hacer» en la lucha contra el calentamiento global y volvió a Estados Unidos.

En el Bella Center continúan las conversaciones porque el pacto debe ser aprobado por los 193 países que participan en la cumbre y en estos momentos varios países bloquean la votación, entre ellos Cuba, Venezuela, Bolivia o Nicaragua. La ministra española de Medio Ambiente, Elena Espinosa ha admitido que el acuerdo «no es todo lo ambicioso que España y la UE hubieran deseado porque la otra alternativa «era el absoluto fracaso». La ministra ha señalado que es la primera vez que Estados Unidos se suma a un acuerdo contra el cambio climático.

El borrador consta de 12 puntos, marca en 2 grados centígrados la subida máxima de la temperatura, señala que el acuerdo podrá ser revisado en 2016 para limitarla a 1,5 grados como han pedido los pequeños Estados isla y otros.

Propone una reducción global de emisiones del 50% en 2050 por debajo de los niveles de 1990.

También se incluye la posibilidad de creación de un fondo de 70.000 millones de euros para que los países pobres puedan hacer frente a las consecuencias del calentamiento global.

El grupo G77, de países en desarrollo se han mostrado radicalmente en contra de este acuerdo.

La Unión Europea ve lo ve como un primer paso y lo acepta como un mal menor «Este convenio está por debajo de nuestras ambiciones, porque no es vinculante y pensamos que es necesario que lo sea porque nosotros sí estamos comprometidos en acuerdos obligatorios.»

Para John Sauven, director ejecutivo de Greenpeace en Reino Unido «Esta noche la ciudad de Copenhague es la escena de un crimen, con los hombre y mujeres culpables huyendo hacia el aeropuerto.»

Los activistas de Greenpeace que se colaron en la cena oficial, el director de la organización en España Juan López de Uralde y dos compañeros más, continúan en prisión hasta que se celebre el juicio en el que se les acusará, entre otras cosas, de alterar la tranquilidad de la reina.