El resultado acaba llegar: Jean-François es el nuevo presidente de la UMP con el 50,03% de los votos. Ha sido un suspense hasta el final pero también un duelo para la formación de derecha. Tras la confusión del voto, horas y horas de surrealismo (más de 24 horas). Esta elección, que pasó desapercibida al principio, se ha convertido en un fenómeno político de gran importancia y ha desencadenado las reacciones de los medios de comunicación franceses que no han dejado de hablar largo y tendido sobre el tema. Los grupos audiovisuales y de prensa hane invitado a los debates, a partidarios de los dos clanes que se han atacado sin vergüenza ante los ciudadanos a lo largo de la noche y del día. Sin duda esta guerra de nervios dejará huellas.
¿Cómo ha podido ocurrir algo así?
El domingo a las 23h30, el secretario general de la Unión por una Mayoría Popular (UMP) Jean-François Copé aseguraba haber conseguido la victoria sin que se haya anunciado ni conocido oficialmente los resultados definitivos. De repente y mientras los militantes empezaban a cantar la Marsella (el himno francés) se ha hablado de un golpe político de Copé.
Pero no iba a acabar ahí. Quince minutos más tarde el ex primer ministro, François Fillon, también salió a la palestra y reivindicando que iba por delante de Copé en los votos, y que era el nuevo presidente de la UMP.
A las 3h15 de la mañana, Fillon se declara sorprendido frente a la situación y la ausencia de un dictamen fiable. Los votos están tan cercanos que ninguna tendencia destaca. Fillon denuncia de hecho «una disfunción mayor». A las 9 de la mañana, interrogado por la televisión francesa, Copé reafirma que es el nuevo presidente electo del partido.
El motivo de este enfrentamiento es el litigio por un puñado de votos. En efecto, se ha revelado que hubo más votos que firmas en los documentos oficiales. Por ello, la batalla entre los dos clanes ha sido una lucha fratricida con acusaciones por ambas partes de irregularidades, de parcialidad e incluso de fraude en los votos de los casi 650 centros de voto en Francia. Especialmente en Niza y Paris. Por cierto, en el de Niza, el batión de Fillon, declaraba que su candidato iba por delante de Copé en el recuento de papeletas con 224 votos de diferencia. Han sido ante todo esos votos los que han bloqueado la elección porque Copé no quería que se tuvieran en cuenta y abogaba por que fueran anulados.
Una anulación a la que se han negado en las filas de Fillon, que hubiera necesitado un recurso jurídico, lo que hubiera acarreado otro conflicto más. Muchos afirmaban además que si no se tenían en cuenta los votos de Niza, Copé ganaba a Fillon. En cuanto al clan de Copé y tras sus propios recuentos, obtuvo un millar de sufragios más que Fillon en esas primarias. La guerra de los jefes se ha convertido rápidamente en un espectáculo lamentable, condenado por muchas políticos. ,Alain Juppé diputado UMP de Burdeos, llamaba la mañana del lunes a la paz entre los dos candidatos ya que decía temer por el futuro del partido porque «estaba en cuestión la supervivencia del partido».
A las 10 de la mañana, la hasta entonces desconocida COCOE (Comisión de Control de Operaciones de voto de la UMP), ha vuelto a iniciar la cuenta de todas las papeletas. Durante todo el día. Una espera larga para ambas partes, que ha reavivado aun más las tensiones y las palabras agresivas. La Comisión era incapaz de dar un dictamen incontestable y declarar el nombre del nuevo presidente de la formación de derecha.
A las 20h30, 24 horas después del principio de este acontecimiento político, todavía estábamos esperando un resultado que al final ha llegado a las 22h43.
Un resultado para el que la COCOE por medio de su presidente, Patrice Gélard, ha confirmado que no habrá ninguna modificación en el respeto del voto de los militantes (aun en los centros de votos en que había sospechas de fraude). Poco tiempo antes del anuncio del resultado una pregunta estaba en el aire. ¿Quién de los dos, Fillon o Copé, iba a hablar primero para comentar el resultado de la comisión.
Un serial hasta el final... Jean-François Copé ha sido elegido con 50,03% de los votos (87.388 papeletas) contra 49,97% (87.290 votos) para Fillon, es decir que el desenlace radica en una diferencia de 98 votos.
El nuevo presidente de la UMP ha sido el primero en expresarse tras el anuncio del resultado y ha reafirmado su fidelidad a Nicolas Sarkozy. En su discurso ha mostrado una voluntad de apertura en particular hacia los militantes de François Fillon. «Lo que nos reúne supera infinitamente lo que nos divide». Ha añadido también que «François Hollande dirige una política nefasta para el país. Es tiempo de ponerse a trabajar».
Poco después hablaba también el perdedor. François Fillon ha reconocido que "no puedo contentarme con el resultado" por lo que parece que no tiene la intencion de cuestionar la elección, aunque ha confirmado que todavía conserva sus dudas sobre el proceso electoral. De momento se ha dado unos días para decidir sobre su futuro político.Se da tiempo para decir cual sera su compromiso politico en los proximos dias. Y ha lanzado una advertencia, "la fractura moral y politica que exita en la UMP es hoy manifiesta".
Al fin y al cabo, las primarias internas de la UMP han suscitado muchas reacciones entre todos los partidos políticos franceses. Marielle De Sarnez (MODEM, partido del centro de François Bayrou) se ha mostrado muy crítica al respecto de esta elección. Para ella, «no hay un línea política de derecha clara sino dos líneas opuestas que crean una división muy importante». También los socialistas (PS) han reaccionado, en palabras del primer secretario Harlem Désir que ha denunciado demasiada «confusión», «un partido centrado en sí mismo», «una derecha fracturada en dos partes y en ruptura con las preocupaciones de los franceses». A eso se ha añadido la intervención del portavoz del partido socialista David Assouline quien ha ironizado sobre esta batalla: «la UMP se ha atrasado con respecto a nosotros» haciendo referencia a las primarias socialistas que tuvieron lugar hace un año y en las que no hubo ningún problema. Sin embargo, ha tenido que moderar su discurso, porque todavía permanece en el recuerdo el congreso socialista de Reims en 2008. En aquel momento se trataba de encontrar al sucesor de François Hollande en el puesto de primer secretario del partido. Había que elegir entre Ségolène Royal y Martine Aubry pero tras el escrutinio de votos, también aparecieron varias acusaciones de fraude. El caso estaba a punto de acudir a los tribunales y en comparación con lo ocurrido hoy, los dos bandos, Royal y Aubry, reivindicaban la victoria. Manuel Valls, entonces apoyo de Ségolène Royal declaraba «no nos dejaremos robar esta victoria». Una frase que hace eco a lo que pronunció François Fillon ayer por la noche «no dejaré que esta victoria se escape a los militantes». Al final y después de cuatro días de drama político, Martine Aubry consiguió 102 votos más que Ségolène Royal pero la experiencia debilitó mucho el partido.
Por cierto y frente a este escenario de confrontación y acusaciones cruzadas, el partido del Frente Nacional es el que más se ha alegrado de esta situación. Aunque Marine Le Pen haya sido más moderada, el vicepresidente de comunicación del Frente Nacional ha anunciado el «derrumbe» de la UMP, y ha anunciado que han aumentado las afiliaciones al Frente Nacional.
No hay duda de las consecuencias que van a tener esta cacofonía política en el partido. Ante todo, hace falta apuntar la decepción de los militantes. Son muchos los que han esperado casi casi 3 horas para votar y que se han enfrentado a una falta de organización. Algunos comentan que han puesto la papeleta en la urna pero que se han ido sin firmar. Por cierto, casi todos lamentan los comportamientos de los candidatos en las últimas 24 horas y creen que la situación perjudicará de manera duradera al partido. Algunos ya extrañan a Nicolas Sarkozy.
En cuanto a las consecuencias políticas, queda claro que esta guerra psicológica puede convertirse en una guerra jurídica si aparecen contestaciones en el campo de François Fillon. A ese respecto estamos pendientes de la declaración del ex primer ministro. Por lo tanto, el partido corre el riesgo de un conflicto político todavía más importante, pues la COCOE no tiene la posibilidad de anular una elección sino proclamar los resultados. La anulación necesitaría un recurso jurídico, lo que supondría la aparición de un nuevo conflicto.
Es obvio que en este proceso para encontrar a la persona que iba a sustituir al carismático Nicolas Sarkozy, han sido un fracaso completo. Y más allá del dictamen que ahora debe ser incontestable y que ha confirmado a Jean-François Copé como presidente de la UMP, se plantean otras cuestiones importantes. En primer lugar, la legitimidad del nuevo presidente y de la existencia futura de la formación pues la elección carece de transparencia y está marcada por la sombra del fraude. La suspicacia quedará.
Por ahora, la unidad de las dos tendencias del partido parece imposible y los expertos hablan ya de una implosión eventual de la formación y de un cambio radical en la configuración de la derecha francesa. No se puede negar el divorcio claro entre dos tendencias opuestas en el seno de una misma familia política. Por una parte, François Fillon, más sensible a un acercamiento con los partidos del centro y por otra parte Jean-François Copé, quien tiene una visión más radical y que a veces flirtea con el Frente Nacional.
En este contexto, el nuevo presidente tendrá que dar confianza a los militantes, pero también debe reunir a todas las facciones para evitar el derrocamiento del partido.
La Unión por la Mayoría Parlamentaria había sido creada para proponer una disyuntiva al Frente Nacional. Ahora este objetivo parece fracasar. Mientras la UMP se rompe, el Frente Nacional sueña con una nueva configuración política en la que la extrema derecha englobaría ampliamente todas las corrientes de derecha y que podría enfrentarse con más fuerza al Partido Socialista en las elecciones presidenciales de 2017.
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