La filmación muestra al pintor Hamada Saber, de 48 años, tirado en el suelo y con los pantalones bajados hasta los tobillos, mientras la policía le golpea con bastones. Cuando Saber deja de moverse, los agentes lo arrastran boca abajo por el asfalto e intentan meterlo en un vehículo blindado.
El incidente enfureció a los grupos opositores y de derechos humanos, que acusan al presidente Mohammad Morsi de utilizar los mismos procedimientos brutales que sus antecesores para aplastar el disenso. «Es chocante, pero no sorprendente», dice el activista Mohammad Fathy. «Tenemos la misma fuerza policial que teníamos con Mubarak. No ha habido ningún intento por reformarla».
Saber fue atacado el viernes 1, cuando los choques entre manifestantes contrarios a Morsi y policías que se habían originado cerca del palacio presidencial se desplazaron a la calle donde él y su familia estaban de compras. El incidente violento se produjo tras una semana de protestas que habían dejado unos 60 muertos y cientos de heridos en todo el país.
Muchos acusaron al Ministerio del Interior de coaccionar a Saber, quien, en una entrevista televisada desde su cama en el hospital policial, insistió en que fueron las fuerzas de seguridad las que los habían rescatado de los manifestantes que lo habían desnudado y golpeado.
Su testimonio contradecía las pruebas expuestas en el vídeo, así como las declaraciones de varios testigos, entre ellos miembros de su propia familia. «Arrastrar a un ciudadano en un espacio público es un crimen contra la humanidad. Obligarlo a corregir su testimonio ante la fiscalía es tiranía», escribió en su cuenta de Twitter el abogado especializado en derechos humanos, Nasser Amin.
Más tarde, Saber cambió su declaración y mantuvo que fue la policía la que lo golpeó. Su hijo Ahmed dijo al diario independiente Al Shorouk que su padre le llamó llorando y le dijo que la policía lo había «aterrorizado» para que falseara su testimonio.
El escándalo público se encendió aún más cuando los medios informaron de la muerte de un activista de 28 años que había sido arrestado por la policía el 27 de enero en una manifestación en la plaza Tahrir. El cuerpo de Mohammad El-Guindy tenía marcas de picana eléctrica y estrangulamiento, tres costillas rotas, fractura de cráneo y hemorragia cerebral, según el informe médico.
El gobierno prometió investigar las denuncias de tortura y abuso policial. El presidente anunció en un mensaje en Facebook que «no se volverá a las violaciones de los derechos y libertades de los ciudadanos» de la era Mubarak (1981-2011).
Pero las fotografías del golpeado rostro de El-Guindy y el vídeo de la policía apaleando a Saber levantan dudas sobre tal promesa. «La policía sigue aplicando violencia y tortura sistemáticas, y a veces también asesina», dice la Iniciativa Egipcia por los Derechos Personales en un informe publicado al cumplirse el segundo aniversario del derrocamiento de Mubarak.
En el informe se dice «No ha habido cambios, ni siquiera mejoras cosméticas, en el aparato policial, tanto en lo relativo a su estructura administrativa, como en la toma de decisiones y la supervisión de su labor; tampoco ha habido reformas o remoción de jerarcas y de personal responsable de torturas y asesinatos».
La Iniciativa documentó 12 personas muertas por policías y 11 torturas en comisarías en los siete meses de Presidencia de Morsi. Las fuerzas de seguridad raramente son llevadas ante la justicia, agrega en su reporte. Por las muertes de más de 800 manifestantes durante el alzamiento de 2011 solamente fueron encarcelados dos agentes policiales, mientras que más de un centenar resultaron absueltos.
La Hermandad Musulmana, la organización islamista a la que pertenece Morsi, ha intentado distanciar al presidente de los últimos incidentes policiales de abusos y torturas. Un portavoz de la entidad alegó esta semana que el mandatario necesitaba tiempo para purgar a la fuerza policial de una cultura que condona el tormento y la humillación de los detenidos, el uso excesivo de la fuerza y la frecuente práctica de sobornos.
Yasser Hamza, miembro del comité legal de la Hermandad, apuntó directamente al ministro del Interior, Mohammad Ibrahim. La nueva Constitución -improvisada a toda prisa y aprobada en un polémico referéndum en diciembre- absuelve al presidente de responsabilidad en casos de abusos policiales. «Morsi no es responsable de torturas y asesinatos de manifestantes, de acuerdo con la Constitución», dijo Hamza, según la cita recogida por el periódico independiente Al-Masry Al-Youm.
La carta magna estipula que el gabinete es responsable de los asuntos internos, mientras sobre el presidente descansa solamente la responsabilidad de la política exterior, aseveró Hamza. Pero los activistas no están de acuerdo. Varios han acusado a Morsi de abandonar sus planes de reformar la policía porque necesita una herramienta brutal para sostenerse en el poder. «Los policías son buenos solamente para una cosa: golpear y humillar a los egipcios», dijo Mohammad Fathy, integrante del movimiento juvenil 6 de Abril.
En un discurso televisado la semana pasada, Morsi felicitó a los cuerpos de seguridad por la represión de las protestas en la zona del canal de Suez, que dejó decenas de muertos, incluso de transeúntes presuntamente eliminados por policías francotiradores. El mandatario calificó a los manifestantes de mafiosos y leales a Mubarak que intentaban derrocar a su gobierno democrático.
Morsi también impuso el estado de emergencia durante 30 días en las ciudades del canal, otorgando a las fuerzas de seguridad poderes extraordinarios para detener civiles y restaurando, en los hechos, las amplias facultades que gozaban durante el régimen de Mubarak.
El presidente «dio a los policías licencia para usar la fuerza indiscriminada contra los manifestantes», dijo Fathy. «Ahora no debería sorprenderse de que la usen».