«Son cobardes que reaccionan a la sátira empuñando sus Kalashnikovs». Así ha calificado el renombrado caricaturista francés Plantu a los asesinos de 10 empleados de la revista satírica Charlie Hebdo y dos policías en esta capital este miércoles 7.
Uno de los periodistas asesinados, el dibujante Bernard Verlhac, conocido por el seudónimo de Tignous, era miembro de Dibujos por la Paz, la organización que Plantu fundó con el ex secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, en 2006, a raíz de las protestas desatadas por las polémicas caricaturas sobre el profeta Mahoma que publicó el diario danés Jyllands-Posten.
Fuentes policiales y testigos señalan que dos hombres armados y encapuchados entraron a las oficinas de la revista y abrieron fuego a media mañana del miércoles. Mataron a 12 personas y dejaron a 11 más heridas, algunas de gravedad, antes de darse a la fuga en un automóvil conducido por un tercer involucrado.
La policía identificó a los tres principales sospechosos de la masacre. Hamyd Mourad, de 18 años, se entregó a las autoridades en relación con los hechos, mientras que los hermanos Said y Chérif Kouachi, de 34 y 32 años, permanecen fugados.
Las imágenes de vídeo de los hechos, tomadas desde edificios vecinos, muestran a los atacantes matando a un policía herido que yacía en la acera. En la noche del miércoles se observaba una fuerte presencia policial en la capital francesa en busca de los sospechosos.
El presidente francés, François Hollande, declaró en un discurso público que los asesinos serían llevados ante la justicia y «severamente castigados» por sus acciones. Apelando a la unidad, dijo que el ataque fue una agresión contra los ideales y las libertades nacionales, incluida la libertad de expresión.
Mientras tanto, los franceses recurrían a las redes de comunicación social para expresar su solidaridad con el personal de la revista a través de la publicación de imágenes con las palabras «Je suis Charlie» (Yo soy Charlie). Miles de personas se congregaron en la histórica plaza de la República en París y en varias ciudades más de este país.
El semanario era blanco de ataques desde hace años, desde que publicó caricaturas del profeta Mahoma. En 2011, unos atacantes lanzaron bombas incendiarias a sus oficinas en el distrito 11 de París, y sus viñetas fueron consideradas ofensivas por diversos grupos en los últimos dos años.
La portada de Charlie Hebdo esta semana mostraba al controvertido escritor francés Michel Houellebecq, cuya última novela, «Sumisión», retrata a una Francia dentro de unos años gobernada por un régimen islámico.
Todo el espectro político y religioso ha condenado los asesinatos de este miércoles. El Consejo Francés del Culto Musulmán ha dicho que la «bárbara acción» también fue un ataque «contra la democracia y la libertad de prensa», mientras que la Federación Protestante de Francia ha manifestado su «repulsa» y declarado que los actos «odiosos» no podrían tener justificación en ninguna religión.
Irina Bokova, directora general de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), con sede en París, ha dicho que está «horrorizada» por el ataque.
«Esto es más que una tragedia personal. Es un ataque a los medios de comunicación y la libertad de expresión. La comunidad mundial no puede permitir que los extremistas silencien la libre circulación de opiniones e ideas. Debemos trabajar juntos para llevar a los responsables ante la justicia y mantenernos unidos por una prensa libre e independiente», ha declarado.
Para Amnistía Internacional el ataque ha sido un «día negro» para la libertad de expresión y la libertad de prensa, mientras que la Federación Europea de Periodistas (EFJ) lo ha calificado de «acto de violencia bárbara contra los periodistas y la libertad de prensa». El presidente de la EFJ, Mogens Blicher Bjerregaard, ha subrayado que las y los periodistas hoy en día se enfrentan a un mayor rango de peligros y amenazas que antes.
El año pasado, 118 periodistas y trabajadores de medios de comunicación murieron por hacer su trabajo, según EFJ y otras organizaciones. En la última década ha habido más de 700 muertes por este motivo.
El 2 de noviembre, la ONU conmemoró el primer Día Mundial Contra la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas. La mayoría de esas muertes fueron «asesinatos deliberados cometidos en relación con la denuncia periodística del crimen y la corrupción», señaló la organización.
Las caricaturas recientes de Charlie Hebdo se burlaban del líder del grupo extremista Estado islámico e incluso parecían pronosticar un ataque, al anunciarles a los radicales que tenían hasta fines de enero para «presentar sus deseos», en una referencia a la tradición francesa de los ministros del gobierno que presentan sus «deseos» a la prensa cada año nuevo.
Mandatarios y cancilleres de todo el mundo han transmitido a Francia su condena por los actos de violencia y sus condolencias a las familias de las víctimas. Pero tal vez los mensajes más profundos han venido de los colegas de los muertos en el mundo de los medios, los dibujantes.
Plantu, el seudónimo de Jean Plantureux, ha dicho que Dibujos por la Paz, donde los empleados trabajaron hasta altas horas de la noche el miércoles, había recibido miles de mensajes y dibujos. «Estamos enfadados. Los dibujantes, cristianos, musulmanes, judíos, están escandalizados y enojados. Y para expresarnos, tomamos un lápiz y dibujamos», dijo en la televisión francesa.
Dibujos por la Paz se creó con el único propósito de tender puentes entre las personas, las religiones y las regiones, señaló. El trabajo de los caricaturistas es «más fuerte» que los «actos de barbarie» cometidos por los «cobardes» el miércoles, añadió.
Plantu nos dijo en una conferencia de 2014 en la ciudad francesa de Montpellier que el trabajo de la organización sin fines de lucro era importante en la promoción del diálogo, la comprensión y el respeto mutuo mediante el uso del dibujo como un lenguaje universal.
En esa conferencia, uno de los participantes destacados fue Tignous, quien demostró ser divertido tanto hablando como en sus dibujos. Él y otro periodista se perdieron tratando de llegar al centro de conferencias, y bromeó que tenía las piernas demasiado cortas para saltar vallas, pero al final fue él quien encontró la dirección correcta.
Más tarde en la conferencia sus caricaturas provocaron las risas del público. Para él y otros dibujantes, el trabajo tenía que ver con la libertad para burlarse de los extremistas y la hipocresía de los políticos.
Los fundadores de Dibujos por la Paz dijeron que la organización pretende resaltar la idea de que los caricaturistas tienen la «responsabilidad de fomentar el debate en lugar de encender las pasiones, de educar en lugar de dividir».
Según varios comentaristas, es posible que Charlie Hebdo haya encendido las pasiones con su sátira, pero los asesinatos del miércoles parecen un intento por poner fin a todo debate y fomentar la división en Francia, donde crece la popularidad del partido ultraderechista Frente Nacional.
Los asesinatos han pretendido «establecer el terror y amordazar a los periodistas, los dibujantes, pero también a todos los ciudadanos», señala Dibujos por la Paz en un comunicado. Pero los atacantes no tienen la última palabra, porque «el arte y la libertad serán más fuertes que toda intolerancia», subraya.