La COP16, La Conferencia de Cambio Climático de la ONU, ha llegado a su ecuador. Durante una semana los negociadores han estado reunidos, sin llegar a ninguna parte. El próximo martes llegan los ministros de medio ambiente y es posible que aceleren algunos resultados, desde luego no el más importante que sería una prolongación del Protocolo de Kioto.
Los representantes de más de 190 países llevan una semana reunidos en Cancún y la posibilidad de que acuerden una renovación del protocolo de Kioto que expira en 2012 se ve lejana. El presidente brasileño, Lula da Silva, lo anunció en Brasilia con la claridad que le caracteriza, la cumbre «terminará en nada» y añadió que «el llamado mundo desarrollado que tenía tanta preocupación por la cuestión ambiental, no tenía tanta preocupación como aparentaba» y la prueba es que no asistirán apenas jefes de Estado y de Gobierno, él mismo anunció que no iría. La respuesta le llegó desde Cancún donde la secretaria ejecutiva de la ONU para el cambio climático, Christiana Figueres afirmó que «jamás se organizó como una cumbre de jefes de Estado» añadiendo que una treintena han confirmado su asistencia (a Copenhague fueron más de un centenar).
Entre los que van a asistir se encuentra el presidente de Bolivia, Evo Morales, que va a exigir la creación de una Corte Internacional de Justicia de Cambio Climático en la que se juzguen los delitos contra la naturaleza. Según Pablo Solón, negociador boliviano en la COP16, es importante que los gobiernos«irresponsables con el cambio climático» sean juzgados y sancionados. Bolivia, se opone también a los mecanismos que permiten a los países desarrollados a comprar bonos de carbono en lugar de reducir sus emisiones.
La COP 16 parece contagiada del síndrome de la COP15. Un grupo de países encabezados por Canadá, Rusia y Japón, que lo anunció ya en la ceremonia de inauguración, se oponen a la prolongación del protocolo de Kioto. Según Laurence Graff, del equipo de la Unión Europea, se debe llegar a un «paquete equilibrado» de medidas que debería incluir a EE UU y por asegurar un compromiso de recorte de emisiones del 17% en 2020 respecto a 2005. Pero es una utopía querer contar con EE UU, Andrew Miller de la organización Amazon Watch opina, que ese país «no va a jugar un papel de liderazgo. El mejor escenario sería que simplemente se quede al margen sin obstaculizar».
Tras la victoria del partido republicano en el Congreso, EE UU no tiene ninguna posibilidad de firmar un acuerdo para combatir el calentamiento global y si lo hiciera no podría verlo ratificado a su vuelta. Algunos republicanos dudan todavía de la existencia del cambio climático.
Las organizaciones medioambientales comienzan ya a pensar en la próxima conferencia a celebrar en 2011 en Sudáfrica.
Ante la desesperación de los pequeños Estados y los Estados insulares, que ya se ven junto con Cancún tragados por el océano en unos pocos años, la solución a la que se llegue en esta conferencia es probable que no sea más que un convenio en el que cada país decidiría el nivel de emisiones que querría reducir y se comprometería a cumplirlo, pero sin una meta obligatoria para todos, como está haciendo Brasil, por ejemplo, en la deforestación.
En las áreas en las que más se ha avanzado en la conferencia es en la financiación, deforestación y en la transferencia de tecnologías verdes. En Copenhague los países desarrollados se comprometieron a proporcionar 30 mil millones de dólares en financiación entre 2010 y 2012 para impulsar energías limpias, reducir la deforestación y paliar el impacto del cambio climático. Jake Schmidt, de Natural Resources Defense Council (NRDC), espera que esos países se pongan ahora de acuerdo para dar el dinero.
Las conversaciones avanzan con lentitud no así los informes. El último que se ha conocido en la Cumbre de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), dice que la última década ha sido la más calurosa desde que se hacen registros y alerta de que las temperaturas seguirán subiendo y que las tormentas se intensificarán. Estos fenómenos son causados fundamentalmente por la contaminación industrial que se acumula en la atmósfera y atrapa el calor. Otro informe que se ha hecho público en la COP16 dice que hacia 2030, el cambio climático provocará cerca de un millón de muertes anuales y el equivalente a 157.000 millones de dólares actuales en daños.
Si se preguntan por la sociedad civil y las multitudinarias manifestaciones de protesta de otras conferencias debemos decirles que Cancún es un lugar de tan díficil acceso y tan exclusivo que las ONG no pueden llegar.