En diciembre de 2010, en la sede de Copenhague de JP Politikens Hus, editora del diario, estaba previsto celebrar un acto de entrega de premios a unos deportistas, al que estaba invitado el príncipe Federico. Él no era el objetivo de los terroristas, pero sí provocar una matanza para atemorizar a la población de Dinamarca. Los servicios secretos suecos desbarataron los planes. Una escucha facilitó la detención de los ahora juzgados, tres cerca de Copenhague y el cuarto, en Estocolmo.
El tribunal de Glostrup los ha declarado culpables y en las próximas horas comunicará la pena a la que han sido condenados. Pueden enfrentarse hasta a 16 años de cárcel. Los jueces los han absuelto de dos cargos de posesión de armas «por motivos técnicos», aunque se les incautaron una ametralladora con silenciador, una pistola y munición.
Hace siete años, el Jyllands-Posten publicó doce caricaturas del Mahoma en una serie de viñetas cómicas o satíricas del dibujante Kurt Westergaard. En una de ellas aparecía una representación del profeta con una bomba en el turbante. Las caricaturas provocaron una ola de protestas en todo el mundo islámico, que provocó disturbios en varios países en los que murieron unas 150 personas, además de un boicoteo comercial a productos daneses.
Para muchos musulmanes, los dibujos eran una clara ofensa a su fe y su cultura, ya que la tradición islámica prohíbe las imágenes de Mahoma y de las figuras destacadas de las religiones, también de la cristiana o judía. El periódico acabó disculpándose públicamente por la difusión de las viñetas, pero no fue suficiente y desde entonces ha sido objeto de distintos ataques, igual que las embajadas de Dinamarca. La repercusión en el mundo islámico provocó que los dibujos en cuestión fueran reproducidos por la prensa de todo el mundo.