La población mundial superará los 9.000 millones en 2050. Las necesidades energéticas y, sobre todo, el abastecimiento alimentario en el mundo, así como el paulatino aumento de la demanda de los países emergentes se encuentran entre los grandes desafíos en el futuro. La Comisión Europea ha abierto hoy una consulta pública para identificar las prioridades de inversión en investigación y desarrollo para asegurar el abastecimiento de alimentos.
El comisario de Investigación, Tibor Navracsics, ha subrayado hoy que es «esencial» impulsar mayores garantías en la seguridad alimentaria a largo plazo. La Unión Europea, con 500 millones de habitantes y, pese, a un paulatino envejecimiento de su población, debe hacer frente a ello.
Entre las áreas que la Unión Europea cree que necesita mejoras es en la nutrición de la población, en detrimento de la comida rápida con alta aportación calórica, poco nutritiva y que contribuye a los altos índices de obesidad que se registran en el mundo. Según la OMS, cerca de mil millones de adultos tienen sobrepeso. Asimismo, Navracsics también ha dicho que la UE debe hacer más para reducir el desperdicio de alimentos e incrementar la seguridad y la calidad.
El Ejecutivo comunitario ha reunido estas ideas en un documento de trabajo que será el punto de partida para una consulta pública que ha empezado hoy en la que se pregunta cómo la inversión y el desarrollo pueden influir en la mejora de la seguridad alimentaria. Los resultados formarán parte de la posición común de la UE en la Exposición Universal de Milán que se inaugura el próximo mayo y cuyo lema es «Alimentar al planeta, energía para la vida».
El director del comité científico de la UE en la Expo de Milán, Franz Fischer, ha advertido en la rueda de prensa que el documento de trabajo no pretende imponer recomendaciones específicas sino «ayudar a la reflexión». Sin embargo, ha insistido en la importancia de la biotecnología en la producción de alimentos para una población mundial que no para de crecer.
Pese a ello, la palabra «biotecnología» muchas veces está relacionada con los organismos modificados genéticamente, un hecho que Fischer ha querido puntualizar, porque no «son únicamente» transgénicos. La UE tiene una opinión muy dividida sobre los organismos modificados, pese a que la normativa comunitaria es más restrictiva que hace unos años, muchas organizaciones medioambientales critican la entrada de empresas biotecnológicas en la industria de la alimentación.