Como suele ser habitual cuando se fracasa, el comunicado final de la reunión habla de «avances», pero no se sabe cuáles. Solo se constata que Grecia ha cumplido su parte y que ahora toca actuar. Cómo y cuándo sigue siendo la cuestión.
El FMI no renuncia al objetivo de que la deuda pública griega baje al 120% en 2020 y para conseguirlo considera necesario que los socios europeos asuman pérdidas en sus préstamos a Atenas. «Hay progresos pero tenemos que hacer un poco más», dijo la directora gerente del FMI, Christine Lagarde». «Como ya había dicho que el acuerdo era posible hoy, voy a repetirme diciendo que el acuerdo será posible el lunes», señaló el desilusionado presidente del Eurogrupo.
La cuestión es que todos están de acuerdo en conceder a Grecia dos años más para cumplir sus objetivos de déficit, de forma que las medidas de austeridad se suavicen en su aplicación, pero eso tiene consecuencias que hacen inevitable aportar fondos adicionales que se calculan en otros 32.000 millones de euros. El Eurogrupo no está por la labor y busca fórmulas técnicas que lo hagan posible sin tener que hacer nuevos desembolsos.
Entre uno y otro lunes, la agenda europea tiene otra cita importante, porque el jueves se reúnen los jefes de Estado y de gobierno de la UE en otra cumbre que promete ser complicada, porque se estudiarán los presupuestos plurianuales de la UE. Demasiado laberinto para meter en el mismo saco la tragedia griega. El presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, no ha querido añadir el asunto al complicado orden del día de la cumbre.
Entre tanto, la posibilidad de quiebra en Grecia se agranda porque el gobierno de Atenas depende del tramo de ayuda pendiente de 31.500 millones de euros para sobrevivir durante las próximas semanas.