La Cumbre de la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que tendrá lugar este sábado 26 y domingo 27 en Santiago de Chile, reunirá a los gobernantes o altos representantes de 60 países, que suman 1.070 millones de habitantes, una cultura y una historia común y significativos lazos comerciales.La severa crisis económico-financiera que afronta la Unión Europea (UE), en contraste con la relativa estabilidad y una década de crecimiento de América Latina y el Caribe, parece equilibrar las fuerzas a la hora de que uno y otro bloque pongan sobre la mesa sus exigencias y pretensiones.
Pero esas relaciones no han estado exentas de barreras y tropiezos pese a que, como destacan los documentos constitutivos de la cumbre, «la Unión Europea es el principal inversor directo en América Latina y el Caribe, el primer cooperante y el segundo socio comercial».
Para el politólogo chileno Esteban Valenzuela, de la Universidad Alberto Hurtado, la cumbre birregional representa en ese sentido una oportunidad para América Latina. «Es quizás el momento de pedir a la UE que el libre comercio y las barreras a la agricultura puedan significar un tipo de entendimiento más global a fin de facilitar las inversiones y que los latinoamericanos puedan invertir en sus deprimidos mercados».
Una oportunidad que, sin embargo, América Latina debe aprovechar con «humildad», porque el ciclo de altos precios de las materias primas, como el cobre, oro, gas natural y petróleo, no será eterno. «Hay indicadores de 'relentización' del crecimiento de China y complejidades en India que obligan a mejorar el diálogo en la región e insta a que aproveche este tiempo para mejorar políticas públicas muy deficitarias», añade.
Es un momento clave en la relaciones con la UE, siempre y cuando ese bloque comprenda que el trato debe ser igualitario, coincide el senador chileno Alejandro Navarro, del izquierdista Movimiento Amplio Social. Para aprender la lección, basta remitirse a las históricas y controvertidas relaciones con Estados Unidos, «donde nuestra región ha sido el patio trasero, un actor de segunda clase», indica. «Por eso creo que, si Europa entiende que con América Latina se da una relación de paridad, los problemas que enfrenta pueden tener una vía de solución en este proceso de integración», «Con Estados Unidos, esas posibilidades de integración ya maduraron y no fructificaron. Europa representa ahora una oportunidad y no hay que desperdiciarla», concluye.
La cumbre, que discutirá una agenda enfocada a profundizar en «la construcción de una alianza estratégica para el desarrollo sostenible», estará precedida por una reunión empresarial, que tiene al presidente de la chilena Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Lorenzo Constans, como a uno de sus organizadores.
«En momentos en que la situación económica y financiera presenta grados de incertidumbre en la UE es cuando ese bloque y América Latina y el Caribe pueden constituir un gran esquema de integración (...), buscando superar los desafíos del desarrollo, el crecimiento y la erradicación de la pobreza», escribió Constans en el sitio oficial de la reunión empresarial en Internet.
En cambio, muchas menos expectativas expresa, Carlos Romero, experto venezolano en ciencias políticas y relaciones internacionales, pues la relación entre ambas regiones, «no solo está alicaída desde la crisis que estalló en 2008, sino que ha disminuido a lo largo de los últimos 10 años». «La cita UE-Celac de Santiago se muestra como una reunión burocrática, sin ningún tipo de provecho, excepto para el Cono Sur americano y, en particular, para la fuerte relación económica entre Brasil y Alemania. Es más bien una reunión de catarsis»,nos dijo.
«La coyuntura no es la más apropiada, no solo por la difícil situación en la zona euro, sino porque una prioridad para América Latina es el afianzamiento de su mercado natural, que es Estados Unidos y Canadá, y la búsqueda de nuevos en la zona Asia-Pacífico, en especial China, pero también India, el sudeste asiático y Australia», agregó.
Por su parte, el economista brasileño Adhemar Mineiro observó que es difícil pensar en una relación más igualitaria cuando «infelizmente la UE ha optado por una estrategia de más liberalización y ajuste, que ha profundizado la crisis no solo en Europa sino en el mundo». En ese sentido, opinó que la cumbre debe ser una oportunidad para que los pueblos de América Latina y el Caribe aprovechen para «criticar duramente esa opción de los gobiernos europeos».
Al mismo tiempo, es un momento para que la región se «solidarice con la lucha de los sectores en Europa que combaten esa política de ajuste, que provoca el desempleo y ha hecho que los trabajadores paguen la cuenta de la crisis a través, incluso, del desmontaje de mecanismos de protección social, el llamado Estado de bienestar. «Los gobiernos latinoamericanos tendrían también que criticar esa opción de los gobiernos europeos y no ofrecer sus mercados (incluso el de trabajo) como salida a esos problemas», agregó Mineiro, que es también asesor del Departamento de Estudios Intersindicales (Dieese).
La Celac se creó en 2010 en la sudoriental ciudad mexicana de Cancún, en lo que la cancillería brasileña recuerda como «una histórica decisión» de los jefes de Estado de la región para constituir un nuevo mecanismo de concertación política e integración. Para el gobierno de Brasil, este mecanismo también facilitaría la conformación de una identidad propia regional sobre integración y desarrollo.
En ese contexto, se establecieron conversaciones con Europa y algunos acuerdos sectoriales, como el Diálogo Estructurado sobre Migración UE-Celac, el mecanismo de Cooperación y Coordinación sobre Drogas UE-
Celac, y una iniciativa conjunta sobre Investigación y Cooperación. Durante la cumbre de Santiago, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, adelantó que la principal propuesta de su país al foro eurolatinoamericano será una declaración para promover en la ONU un tratado de regulación internacional para el control del comercio de armas.
Pero la UE, como destacó Mineiro, quiere poner énfasis en las discusiones sobre comercio y en especial inversión directa. Ese bloque negocia por separado acuerdos con el Mercosur (Mercado Común del Sur), conformado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela, y tiene convenios de asociación estratégica con Brasil y México, y comerciales con Colombia y Perú, y de asociaciones económicas con países del Caribe.
*Con la colaboración de Humberto Márquez (Caracas), Marianela Jarroud (Santiago), y Constanza Vieira (Bogotá).
Ver también «Unión Europea y América latina, una relación de igual a igual»