En la ciudad balneario de Anapa a orillas del mar Negro y con la soldadura de una tubería ha comenzado la construcción del gasoducto. Vladimir Putin ha dicho que «es un acontecimiento importante no solamente para el mercado de la energía ruso, sino también para el de Europa entera».
Se estima que el coste total del gasoducto será de 16.500 millones de euros, que asumirá un consorcio formado por la petrolera rusa Gazprom en un 50 %; la italiana ENI con un 20 %; FED de Francia un 15 % y la alemana Wintershall, filial de BASF con otro 15 %.
Los trabajos deberán estar terminados en 2015 y suministrarán petróleo sobre todo a Italia a través del mar Negro y los Balcanes. No pisará tierra Ucraniana con la que Rusia ha tenido graves choques a causa de los impuestos de paso. Pasará por Bulgaria, Serbia, Hungría, Eslovenia, Austria, Grecia, Rumanía, Croacia, Turquía e Italia.
El South Stream tendrá 2.380 kilómetros de largo y suministrará 63.000 millones de metros cúbicos de gas al año a Europa. Junto al Nord Stream, que va a través del mar Báltico hasta Alemania, Rusia hará llegar a la UE el 25 % de sus necesidades de gas.
La UE no ha dado todavía el visto bueno para que la tubería pise territorio de los veintisiete. South Stream es directo competidor del proyecto europeo Nabucco que pretende reducir la dependencia energética europea de Rusia. Transcurre desde el mar Caspio hasta Austria, pasando por Turquía, Bulgaria, Rumanía y Hungría a través de 4.000 kilómetros. Su coste es de 20.000 millones de euros y su construcción está estancada, tanto por su alto presupuesto como por el poco interés de los países suministradores: Kazajistán y Azerbaiyán.