Se propusieron en junio en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, conocida como Río+20, las MDS son una lista de intenciones que sucederán a los ODM, adoptados por la Asamblea General del foro mundial en 2000. Ese órgano de la ONU, de 193 miembros, debe designar un grupo de trabajo conformado por unos 30 países que tendrán la tarea de articular la lista de nuevas metas.
Las recomendaciones que haga ese grupo se integrarán eventualmente a las conclusiones de un panel de alto nivel, encabezado por el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, e integrado además por la presidenta liberiana Ellen Johnson Sirleaf y el primer ministro británico David Cameron.
El panel tiene programada una reunión en Londres para el 1 de noviembre, al que seguirá un diálogo con la sociedad civil al día siguiente. Este último encuentro se transmitirá en directo por Internet a través de este sitio.
Meena Raman, asesora legal de la Red del Tercer Mundo y que participó en Río+20, nos ha dicho que cualquier nueva agenda para después de 2015 debe basarse en un análisis de los factores que están socavando o amenazando el desarrollo de los países del Sur. «Tener solamente una serie de metas y objetivos, como fue el caso del enfoque inicial de los ODM, es claramente inadecuado».
Los ocho ODM son: combatir la pobreza extrema y el hambre, lograr la educación primaria universal, promover la igualdad de género y potenciar a las mujeres, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/sida, la malaria y otras enfermedades, garantizar la sostenibilidad ambiental y fomentar una alianza global para el desarrollo.
Pero la mayoría de las naciones en desarrollo no alcanzarán varios o la mayoría de estos objetivos para 2015. Raman dice que algunos de los factores que socavan el desarrollo del Sur son el inestable y especulativo sistema financiero internacional y el injusto régimen comercial mundial.
También señala la injusticia de los mecanismos para resolución de disputas entre inversores y Estado, que permite a empresas internacionales denunciar a los gobiernos cuando estos simplemente están protegiendo los intereses públicos.
Además, las leyes sobre derechos de propiedad intelectual muchas veces afectan la transferencia de tecnología y elevan los costes de artículos esenciales, añade. «Todo esto se ha agravado con la crisis económica mundial, que afecta a las perspectivas de desarrollo».
Mientras, consultado sobre si las MDS se diferenciarán de los ODM por una concentración mayor en el desarrollo sostenible, como su nombre indica, o si mantendrán un amplio alcance, el director del World Resources Institute, Manish Bapna, indica que hay dos enfoques al respecto.
Pero, en definitiva, ambos convergerán en un marco que incorporará la sostenibilidad, sin perder la de vista la meta de reducir la pobreza global y mejorar el bienestar humano, indica.
Las propuestas que hay sobre la mesa son increíblemente diversas, e incluyen temas como biodiversidad, océanos, ciudades sostenibles y cambios en los patrones de consumo, así como sugerencias de metas parecidas a los ODM, enfocadas en pobreza, salud, educación y género, añade.
Hay muchos grupos de la sociedad civil que piden la inclusión de otros temas, como la paz, el sector privado y los derechos climáticos. «El desafío será establecer metas que sean menores en número, más concentradas y más simples».
Por su parte, Raman, indica: «Las MDS deben cubrir los tres pilares - el económico, el social y el ambiental- de una forma equilibrada, y no concentrarse en uno solo». «Es importante que haya un enfoque global en la definición de las metas, y no solo establecer cuáles son, sino también cómo llevarlas a la práctica».
También mantiene que la elaboración de las metas debería estar guiada por el documento final de Río+20, y que cualquier defecto en este tenga debería corregirse en el proceso. «Es necesario apoyar la producción económica en los países en desarrollo y no socavarla por factores globales como las finanzas, el comercio injusto o los estrictos regímenes de propiedad intelectual».
Los ingresos y los empleos, complementados con buenas políticas sociales, deben estar en el centro de las políticas de desarrollo, subraya Raman . «Las metas y los objetivos no pueden ser suficientes por sí solos».
Por otra parte, también destaca la importancia de la colaboración de la sociedad civil, recomendado por el documento final de Río+20. «Esto debe cumplirse, y se deben hacer esfuerzos especiales para garantizar la participación de la sociedad civil de los países en desarrollo», añade.